Puntuación:
Las reseñas de «El fin de la ciencia», de John Horgan, presentan una visión equilibrada del libro: varios elogian sus ideas filosóficas y su profundidad, mientras que otros critican su contenido y la perspectiva del autor. Muchos lectores aprecian el estilo de escritura de Horgan y las entrevistas incluidas en el libro, pero algunos consideran que las conclusiones extraídas sobre el estado de la ciencia son erróneas o excesivamente pesimistas.
Ventajas:Bien escrito y atractivo; el autor tiene un estilo de escritura sólido.
Desventajas:Ofrece ideas filosóficas sobre la ciencia y sus limitaciones.
(basado en 74 opiniones de lectores)
The End of Science: Facing the Limits of Knowledge in the Twilight of the Scientific Age
Como redactor jefe de Scientific American, John Horgan tiene una ventana abierta a la ciencia contemporánea insuperable en todo el mundo. ¿Quién más entrevista habitualmente a personajes de la talla de Lynn Margulis, Roger Penrose, Francis Crick, Richard Dawkins, Freeman Dyson, Murray Gell-Mann, Stephen Jay Gould, Stephen Hawking, Thomas Kuhn, Chris Langton, Karl Popper, Stephen Weinberg y E.
O. Wilson, con la libertad de sondear sus pensamientos más íntimos? En El fin de la ciencia, Horgan hace gala de su genio para conseguir que estas figuras más grandes que la vida sean simplemente humanas, y los científicos, escribe, "rara vez son tan humanos... tan a merced de sus miedos y deseos, como cuando se enfrentan a los límites del conocimiento".
Éste es el miedo secreto que Horgan persigue a lo largo de este extraordinario libro: ¿Se ha dado respuesta a todas las grandes preguntas? ¿Se ha llegado a conocer todo el conocimiento que merece la pena perseguir? ¿Habrá una última "teoría del todo" que señale el final? ¿Ha quedado atrás la era de los grandes descubridores? ¿Se reduce la ciencia actual a la mera resolución de enigmas y a añadir matices a las teorías existentes? Horgan extrae respuestas sorprendentemente sinceras a estas y otras delicadas preguntas mientras habla de Dios, Star Trek, las supercuerdas, los quarks, la pléctica, la conciencia, el darwinismo neuronal, la visión de Marx sobre el progreso, la visión de Kuhn sobre las revoluciones, los autómatas celulares, los robots y el Punto Omega, con Fred Hoyle, Noam Chomsky, John Wheeler, Clifford Geertz y docenas de otros eminentes eruditos.
La narración resultante enfurecerá y deleitará a la vez, ya que desbarata el argumento inteligente y contrario de Horgan a favor del "finalismo" con una visión general ingeniosa, reflexiva e incluso profunda de toda la empresa científica. Los científicos siempre se han distinguido de otros estudiosos en la creencia de que no construyen la verdad, sino que la descubren.
Su trabajo no es interpretación, sino simple revelación de lo que existe en el universo empírico. Pero la propia ciencia sigue imponiendo límites a su propio poder. La relatividad especial prohíbe la transmisión de materia o información a velocidades superiores a la de la luz; la mecánica cuántica dicta la incertidumbre; y la teoría del caos confirma la imposibilidad de una predicción completa.
Mientras tanto, la idea misma de racionalidad científica está siendo atacada por neoluditas, defensores de los animales, fundamentalistas religiosos y New Agers por igual. Como deja claro Horgan, quizá la mayor amenaza para la ciencia provenga de la pérdida de su lugar especial en la jerarquía de las disciplinas, quedando reducida a algo más parecido a la crítica literaria a medida que más y más teóricos se dedican a juguetear con las teorías, lo que él denomina "ciencia irónica". Sin embargo, al tiempo que Horgan ofrece su crítica, basada en el pensamiento de los principales investigadores del mundo, también ofrece un homenaje.
Si la ciencia está llegando a su fin, sostiene, es sólo porque ha hecho muy bien su trabajo.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)