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El libro presenta una exhaustiva biografía del padre John O'Connor, el hombre que inspiró el personaje del padre Brown de G.K. Chesterton. Explora el significativo impacto de O'Connor en las artes, la literatura y la arquitectura durante los primeros años del siglo XX en Inglaterra, destacando sus amistades con figuras notables y sus contribuciones a la construcción de iglesias.
Ventajas:Biografía exhaustiva y bien documentada, interesantes datos sobre la vida del padre O'Connor, destaca su influyente papel en la sociedad y las artes, recomendable para los interesados en la historia británica y el distributismo.
Desventajas:No se menciona explícitamente en las reseñas.
(basado en 1 opiniones de lectores)
The Elusive Father Brown
Nacido en un pequeño pueblo irlandés situado en la frontera entre Tipperary y Waterford, el joven John Joseph O'Connor fue educado en el continente por los benedictinos de Douai antes de ser ordenado sacerdote católico en marzo de 1895. Aunque toda su vida transcurrió como párroco, se hizo famoso por poseer una de las inteligencias más brillantes de la Europa de principios del siglo XX.
Amigo y confidente de estadistas, escritores y artistas, su propia producción literaria fue prolífica. Su habilidad para distinguir entre lo auténtico y lo falso, tanto en las personas como en las obras de arte, le llevó a reunir una colección de arte cuya venta financió casi la mitad del coste de construcción de su primera iglesia. Creó otra valiosa colección de arte y antigüedades, pero no tuvo que recurrir a su venta para construir su segunda iglesia, bastante controvertida.
Monseñor O'Connor nunca rehuyó la polémica.
Era querido y venerado por sus feligreses, la mayoría de los cuales ignoraban totalmente su estrecha amistad con tantas figuras eminentes más allá de los confines de su parroquia. Uno de ellos, G.
K. Chesterton, ha sido propuesto para la beatificación, y fue él quien convirtió a su amigo en su sacerdote-detective de ficción, el padre Brown, que sabía más de los bajos fondos que los propios criminales. Y fue Monseñor O'Connor quien guiaría a Chesterton por el camino del catolicismo y le recibiría en la Iglesia.
Monseñor O'Connor encargó a Eric Gill el Vía Crucis y otras esculturas para su parroquia de Bradford, pero tuvo una relación mucho más profunda con el grupo de talleres de Artes y Oficios de Ditchling. No sólo tradujo para ellos la filosofía francesa de Jacques Maritain, sino que también colaboró con Gill en la publicación de Cantar de los cantares y Cantar del alma, con sus grabados tan polémicos y sexualmente explícitos. Esta biografía, la única que se le ha dedicado, pretende dar a conocer a un público que nunca sospechó que tuviera tantos dedos metidos en tantos asuntos.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)