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White Horse Show
Para formar parte del Comité del White Horse Show, o eso dice el refrán, el único requisito necesario es estar loco de remate.
Al fin y al cabo, hace falta una dosis de locura o un sentido del humor muy sano para gestionar los misteriosos retretes transparentes, las carpas plegables, por no hablar de los terroríficos cortacéspedes de carreras, y seguir volviendo a por más, treinta y seis años seguidos. La historia de cómo, desde unos comienzos humildes y sin apenas apoyo financiero, un grupo de personas luchó por crear y mantener uno de los espectáculos campestres más populares de Inglaterra es mucho más que una historia de locura: es una historia de intenso trabajo duro, valentía y frecuente hilaridad.
A pesar de los sermones catastrofistas y de la crisis financiera de los años 90, el comité del espectáculo siguió construyendo un evento que se convirtió en fuente de entretenimiento, ingresos, educación y orgullo para Uffington y sus pueblos vecinos. Desde equipos de paracaidistas en caída libre hasta la Caballería Doméstica; desde jinetes españoles hasta gimnastas precoces; desde cerditos de compañía hasta temerarios motociclistas; la historia del White Horse Show es la de un acontecimiento que encauzó el espíritu de una comunidad.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)