El efecto Drakos

Título original:

The Drakos Effect

Contenido del libro:

En el año 2160, la gente vive en unas gigantescas ciudades impulsadas por la fusión. También están presentes los cefianos: alienígenas con aspecto de planta que han venido a la Tierra para determinar si la humanidad está preparada para unirse a su comunidad galáctica. Aunque amistosos, llevan aquí 40 años y la confianza y la paciencia de la humanidad se están agotando, a veces violentamente.

La Dra. Shana Savarino, una eminente astrobióloga, opina lo contrario. Tranquila, sensible pero sensual, tiene problemas con la gente, que la ha tratado como un objeto y ha jugado con ella toda su vida. Como acto de rebeldía, se hizo cicatrices en la cara cuando era más joven. Hay algunos humanos, sobre todo colegas, que le caen bien, pero en general prefiere la compañía de los cefianos, especialmente de uno que es su mejor amigo.

Mientras tanto, unos geólogos de México, que utilizan explosivos nucleares subterráneos para estudiar un cráter prehistórico, descubren un artefacto desconocido profundamente enterrado. Este artefacto, una entidad sensible, despierta y cree que está siendo atacado. Shana y su equipo son alertados, al igual que los cefianos, y cuando las defensas globales de la Tierra y las fuerzas cefianas investigan, el artefacto escapa de la zona, asaltando más tarde la megatropolis de Nueva York como un dragón desbocado. Esto exacerba las tensiones en todo el mundo entre las facciones humanas: los que siguen confiando en los alienígenas y los que -a pesar de la ayuda cefiana para combatirlo- ven a la bestia como un arma engañosa cefiana de primer ataque para dominar la Tierra.

Todos los esfuerzos conjuntos de los humanos y los fefianos por detener al dragón fracasan y éste ataca el planeta, arrasando ciudades de todos los continentes. Al acercarse a él para estudiarlo, Shana casi muere, pero despierta en un reino virtual donde conoce a la inteligencia que hay dentro del dragón, llamada Secuenciador. Se entera de que este Secuenciador es el protector de la Tierra contra futuras agresiones, ya que fue colocado en el interior del planeta después de que los dinosaurios fueran atacados en una antigua guerra galáctica. Se da cuenta de que el Secuenciador es en realidad un ser noble y bondadoso, pero que resultó dañado en esa guerra y ahora es incapaz de cesar sus ataques a la Tierra, por lo que sufre internamente. Shana intenta ayudar al Secuenciador, y éste establece un vínculo con ella, pero sólo con ella, ya que sigue matando a millones de personas. Ella apuesta que la única manera de convencer al Secuenciador de que matar a todos los demás está mal es ofreciendo su vida en su lugar. Este seguía siendo su hogar, su especie. En solidaridad renovada con la raza humana, Shana se borra de la cara su símbolo de rebelión, esa cicatriz.

El Secuenciador, inspirado por su voluntad de sacrificio, intenta poner fin a su propia vida sumergiéndose en el sol. Al ceder a su destino, el fuego del sol lo cura y el Secuenciador vuelve a su forma original, más simple. Le dice a Shana que quiere encontrar a sus creadores para sanar la Tierra. Pero al haber quedado algo dañado cerebralmente, el Secuenciador necesita orientación y le pide a Shana que le acompañe. Ante la oportunidad de explorar el universo con esta noble creación, Shana acepta.

En los meses siguientes, la raza humana sigue recuperándose con la ayuda cefiana. En reconocimiento a su valentía durante el Evento Secuenciador, la humanidad recibe el título de miembro galáctico, y un futuro brillante y sin precedentes le aguarda. En cuanto a Shana Savarino, por su papel en la salvación del mundo: es honrada in absentia, en silencio, como ella hubiera preferido.