El duelo: Diefenbaker, Pearson y la formación del Canadá moderno

Título original:

The Duel: Diefenbaker, Pearson and the Making of Modern Canada

Contenido del libro:

Uno de los autores y periodistas más destacados de Canadá ofrece un apasionante relato de la contienda entre John Diefenbaker y Lester Pearson, dos primeros ministros que se enfrentaron sin tregua, pero que entre ambos crearon el Canadá actual.

John Diefenbaker ha sido injustamente tratado por la historia. Aunque luchó contra sus demonios personales, sus gobiernos emprendieron importantes reformas en la sanidad pública, la reforma legislativa y la inmigración. Bajo su mandato, las Primeras Naciones de las reservas obtuvieron el derecho al voto y el gobierno federal empezó a abrir el Norte. Convirtió a Canadá en líder de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y dio los primeros pasos para hacer de Canadá un líder en la lucha contra la proliferación nuclear. Y la Declaración de Derechos de Diefenbaker sentó las bases de la Carta de Derechos y Libertades. Puso en marcha muchos de los logros atribuidos a su sucesor, Lester B. Pearson.

Pearson, a su vez, dio coherencia a las reformas fragmentarias de Diefenbaker. También presionó al Parlamento para que adoptara una nueva bandera canadiense, ahora muy querida, frente a la férrea oposición de Diefenbaker. Pearson comprendió que para que Canadá fuera tomada en serio como nación, debía desarrollar un sentido más fuerte de sí misma.

Pearson estaba magníficamente preparado para el papel de primer ministro: décadas de experiencia en Asuntos Exteriores, respetado por líderes de Washington a Delhi y a Pekín, el único canadiense en ganar el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, Diefenbaker era mejor político. Si Pearson se movía con soltura en los pasillos del poder, Diefenbaker conectaba con los granjeros y los comerciantes de las pequeñas ciudades y otras personas que quedaban fuera de los círculos internos. Diefenbaker era uno de los grandes oradores de la vida política canadiense; Pearson hablaba con un ligero ceceo.

Diefenbaker fue el primero en aparecer en los periódicos, como abogado cruzado: Diefenbaker para la Defensa, campeón del hombre pequeño. Pero tuvo problemas como político: perdió cinco elecciones antes de llegar a la Cámara de los Comunes y se distanció tanto de las élites del partido como de los liberales, hasta que en 1956, por un extraño accidente político, ascendió al liderazgo de los Conservadores Progresistas.

Siendo un joven profesor universitario, Pearson llamó la atención de los poderosos hombres que estaban dando forma al primer verdadero departamento de asuntos exteriores de Canadá, alcanzando prominencia como el solucionador útil, el hombre en quien ambas partes confiaban, la encarnación de un nuevo país que se había ganado su lugar a través de la guerra en los consejos de las grandes potencias: embajador, subsecretario, ministro, pacificador. Todo el mundo sabía que estaba destinado a ser Primer Ministro. Pero en 1957, el destino dio un rodeo.

Entonces se enfrentaron, Diefenbaker contra Pearson, en la Cámara de los Comunes, líderes de sus partidos, cada uno decidido a conquistar y mantener el poder, en una contienda de una década que sacudiría y daría forma al país.

He aquí la historia de dos hombres, hijos de Victoria, que condujeron a Canadá a la era atómica: cada uno producto de su pasado, cada uno más parecido al otro de lo que ninguno de los dos admitiría jamás, luchando sin tregua mientras forjaban juntos el Canadá en el que vivimos hoy. Para entender nuestro tiempo, primero debemos entender el suyo.