El diario de Olga Romanov: testigo real de la Revolución rusa

Título original:

The Diary of Olga Romanov: Royal Witness to the Russian Revolution

Contenido del libro:

The First English Translation of the Wartime Diaries of the Eldest Daughter of Nicholas II, the Last Tsar of Russia, with Additional Documents of the PeriodEn agosto de 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial y, con ella, la familia imperial del zar Nicolás II se vio inmersa en un conflicto al que no sobreviviría. Su hija mayor, Olga Nikolaevna, bisnieta de la reina Victoria, había comenzado a escribir un diario en 1905, cuando tenía diez años, y continuó escribiendo sus pensamientos e impresiones de la vida cotidiana como gran duquesa hasta que terminó abruptamente sus entradas cuando su padre abdicó del trono en marzo de 1917.

Conservados en los Archivos Estatales de la Federación Rusa en Moscú, los diarios de Olga durante el periodo bélico nunca habían sido traducidos al inglés hasta este volumen. Al principio de la guerra, Olga y su hermana Tatiana trabajaban como enfermeras en un hospital militar junto a su madre, la zarina Alexandra. Las hermanas menores de Olga, María y Anastasia, visitaban las enfermerías para ayudar a levantar la moral de los soldados heridos y enfermos.

Olga relata sus impresiones al atender a los oficiales heridos y mutilados en los combates del frente ruso. Abundan las preocupaciones por su hermano enfermo, Aleksei, así como por su padre, a quien se ve intentando gestionar la guerra en curso. Gregori Rasputin también aparece en las entradas, de forma afectuosa, como cabría esperar de un amigo de la familia.

Aunque los diarios reflejan los intereses de una mujer joven, su tono se vuelve cada vez más serio a medida que el ejército ruso sufre reveses, Rasputín es finalmente asesinado y comienza a crecer un movimiento popular contra su familia. En el momento en que Olga pone fin a sus escritos en 1917, la autora continúa la historia traduciendo cartas e impresiones de íntimos de la familia, como Anna Vyrubova, así como el diario que llevaba el propio Nicolás II. Por último, una vez que la familia imperial ha sido puesta bajo arresto domiciliario por los revolucionarios, seguimos los acontecimientos a través de las observaciones de Alexander Kerensky, jefe del Gobierno Provisional inicial, también traducidas al inglés por primera vez.

Olga no ofrecería más escritos personales, ya que ella y el resto de su familia fueron hacinados en el sótano de una casa en los Urales y fusilados en julio de 1918. El Diario de Olga Romanov: testigo real de la Revolución Rusa, traducido e introducido por la científica y bibliotecaria Helen Azar, y complementado con material adicional de fuentes primarias, es un extraordinario documento de una joven que no eligió formar parte de una familia real y nunca explotó su propia posición, sino que perdió la vida simplemente por lo que representaba su familia.