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El libro «The China Challenge», de Thomas Christensen, ofrece un análisis exhaustivo de las relaciones entre Estados Unidos y China, en el que se mezclan la experiencia personal y la visión académica. Aborda las complejidades y los retos de esta relación, abogando por un enfoque constructivo del compromiso en lugar de una mentalidad de suma cero. Aunque ofrece un examen detallado adecuado tanto para lectores profanos como para académicos, algunas reseñas señalan una falta de cobertura en cuanto a la configuración de las opciones de China, lo que podría ser una decepción para los lectores que buscan profundidad en esa área.
Ventajas:Análisis exhaustivo y detallado de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Desventajas:Accesible para los lectores profanos y, al mismo tiempo, suficientemente riguroso para el público académico.
(basado en 32 opiniones de lectores)
The China Challenge: Shaping the Choices of a Rising Power
Muchos ven a China como una superpotencia rival de Estados Unidos e imaginan el ascenso del país como una amenaza para el liderazgo estadounidense en Asia y más allá. Thomas J. Christensen se opone a esta visión de suma cero. En su lugar, describe un nuevo paradigma en el que el verdadero reto consiste en disuadir a China de la agresión regional y animarla a contribuir al orden mundial. Basándose en décadas de erudición y experiencia como diplomático de alto nivel, Christensen ofrece una nueva y convincente evaluación de las relaciones entre Estados Unidos y China que constituye una lectura esencial para cualquier persona interesada en el futuro del mundo globalizado.
El Desafío de China muestra por qué China no es ni de lejos lo bastante poderosa como para ser considerada un "competidor de igual a igual" de Estados Unidos, pero ya es lo bastante fuerte como para desestabilizar Asia Oriental e influir en los asuntos económicos y políticos de todo el mundo. A pesar de los impresionantes logros de China, el Partido Comunista Chino se enfrenta a enormes desafíos. Christensen muestra cómo el nacionalismo y la amenaza de inestabilidad interna influyen en las decisiones del partido en cuestiones como las disputas por la soberanía marítima, la gestión financiera mundial, el control de Internet, el cambio climático y las políticas hacia Taiwán y Hong Kong.
China se beneficia enormemente del actual orden mundial y no tiene intención de derrocarlo.
Pero eso no basta. La cooperación activa de China es esencial para la gobernanza mundial. Nunca antes se había pedido a un país en desarrollo como China que contribuyera tanto a garantizar la estabilidad internacional. Si China obstruye los esfuerzos internacionales para hacer frente a la proliferación nuclear, los conflictos civiles, la inestabilidad financiera y el cambio climático, esos esfuerzos se tambalearán, pero incluso si China simplemente declina apoyar tales esfuerzos, los problemas se complicarán enormemente.
Analizando la política entre Estados Unidos y China desde el final de la Guerra Fría, Christensen articula un enfoque estratégico equilibrado que explica por qué no debemos tratar de bloquear el ascenso de China, sino más bien ayudar a configurar sus opciones para disuadir la agresión regional y fomentar la participación activa de China en iniciativas internacionales que beneficien a ambas naciones.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)