El crimen de Chernóbil - El gulag nuclear

Título original:

The Crime of Chernobyl - The nuclear gulag

Contenido del libro:

Los verdaderos autores de este libro son las víctimas de la catástrofe de Chernóbil ocurrida el 26 de abril de 1986. Wladimir Tchertkoff grabó sus voces en los pueblos del norte de Ucrania y en los bosques del sur de Bielorrusia. Son los millones de campesinos que consumen a diario alimentos que contienen cesio 137: las jóvenes madres embarazadas, ellas mismas contaminadas, que envenenan sin saberlo la vida que se desarrolla en su interior: los niños cuyas vidas están condenadas, aunque nazcan aparentemente sanos, porque enfermarán como consecuencia del consumo de radionucleidos, mañana, tarde y noche. Luego están los "liquidadores", los héroes anónimos de Europa sacrificados para apagar el incendio de la central. Sufren un sinfín de enfermedades "atómicas" desconocidas. Cientos de miles de ellos están enfermos, decenas de miles ya han muerto prematuramente y siguen muriendo con un sufrimiento inimaginable.... Y por último están los médicos y físicos, al menos los pocos que no se han sometido a la voluntad del lobby nuclear.

Este libro cuenta también la historia de la lucha emprendida por dos científicos bielorrusos que arriesgaron sus carreras, su salud y su seguridad personal para acudir en ayuda de las poblaciones contaminadas. Obligados a desempeñar el papel de disidentes por la negativa del Organismo Internacional de la Energía Atómica de Viena a reconocer los efectos nocivos para la salud de las dosis bajas de radiación, el físico Vassili Nesterenko y el médico y patólogo Yury Bandazhevsky fueron perseguidos en su propio país por su oposición al dogma oficial. Vassili Nesterenko murió en 2008, después de haber sufrido innumerables problemas de salud tras su exposición a altos niveles de radiación en abril de 1986, cuando sobrevoló en helicóptero el reactor que había explotado.

Este libro se publicó por primera vez en 2006 en Francia. A pesar de las proporciones bíblicas de la catástrofe que podría haber dejado inhabitable toda Europa, el mundo aún no ha aprendido la lección. Las verdaderas consecuencias sanitarias del accidente de Chernóbil siguen siendo ocultadas por los gobiernos, la industria nuclear y las instituciones internacionales que los apoyan. Este encubrimiento ha hecho que, tarde o temprano, se produzca otra catástrofe. En 2011, tras un terremoto y un tsunami, tres reactores de la central de Fukushima Daiichi sufrieron una fusión nuclear. Los efectos sobre la salud no han hecho más que empezar.