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El libro «El credo olvidado», de Stephen Patterson, explora las implicaciones de Gálatas 3:26-28, argumentando que refleja un credo bautismal de los primeros cristianos que promovía la unidad y la igualdad entre todas las personas. A través de un extenso estudio, el autor conecta contextos históricos de intolerancia, esclavitud y sexismo para mostrar cómo los primeros cristianos pretendían crear una comunidad que acogiera la diversidad. Aunque el libro ha sido elogiado por su accesibilidad y su contenido esclarecedor, algunos lectores lo encontraron tedioso o consideraron que le faltaba su aplicación práctica en el contexto actual.
Ventajas:Estilo de redacción accesible y ameno que engancha al lector.
Desventajas:Investigación exhaustiva que conecta los textos bíblicos con contextos históricos y culturales.
(basado en 16 opiniones de lectores)
The Forgotten Creed: Christianity's Original Struggle Against Bigotry, Slavery, and Sexism
Mucho antes de que los seguidores de Jesús lo declararan Hijo de Dios, Jesús enseñó a los suyos que ellos también eran hijos de Dios. Este antiguo credo, hoy casi olvidado, se encuentra todavía entre los pliegues de una carta del apóstol Pablo. Pablo no creó este credo, ni lo adoptó plenamente, pero lo citó y así lo preservó para una época en la que podría volver a ser importante. Este antiguo credo no decía nada sobre Dios, Cristo o la salvación. Sus afirmaciones se referían a toda la raza humana: no hay raza, no hay clase, no hay género.
Esta es la historia de ese primer credo olvidado y del mundo que lo engendró, un mundo en el que se temía a los extranjeros, los esclavos eran bienes humanos y los hombres se preguntaban si las mujeres eran realmente humanas. En este mundo, los seguidores de Jesús proclamaron: "Todos sois hijos de Dios. No hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos sois uno". ¿De dónde surgió esta notable declaración de solidaridad humana y qué ocurrió finalmente con ella? ¿Cómo se convirtió el cristianismo en una religión gentil que despreciaba a los judíos, aprobaba la esclavitud como voluntad de Dios y defendía el patriarcado?
Los teólogos cristianos discutirían algún día sobre la naturaleza de Cristo, el ser de Dios y la mecánica de la salvación. Pero antes, en los días en que Jesús aún estaba fresco en la memoria de quienes le conocieron, el argumento era otro: ¿cómo pueden los seres humanos superar las formas en que nos dividimos unos de otros? ¿Es posible la solidaridad más allá de la raza, la clase y el sexo?
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)