El capitalismo global y la crisis de la democracia

Título original:

Global Capitalism and the Crisis of Democracy

Contenido del libro:

La democracia está en crisis, desde las calles de Ferguson hasta la lucha en Grecia. En todo el mundo, millones de personas sufren bajo el neoliberalismo y la austeridad, pero son incapaces de obligar a sus gobiernos a atender sus necesidades.

Fundamentalmente, la democracia tiene que ver con las relaciones entre el Estado, los mercados y la sociedad civil. Los intentos de reprimir artificialmente las funciones de cualquiera de estas instituciones acarrean problemas políticos, sociales y económicos que conducen a contradicciones irresolubles y al fracaso final. Este libro emprende el examen de la democracia capitalista, la globalización y el surgimiento de una clase capitalista transnacional necesaria para desarrollar una estrategia de implantación de la democracia que supere su estancamiento actual.

El capitalismo primitivo contenía la contradicción entre los derechos de propiedad y la democracia popular.

En las revoluciones estadounidense y francesa se produjo una alianza entre la clase capitalista, los agricultores, los artesanos y los obreros. La democracia era un compromiso de clase, basado en el equilibrio político entre las masas y la nueva élite gobernante.

Esta tensión ha puesto en marcha el continuo conflicto sobre los derechos democráticos. A medida que la clase capitalista transnacional se unía en un bloque hegemónico, su proyecto era rediseñar el Estado nacional para servir a los mercados globales y suprimir la aportación democrática de la sociedad civil. Esto ha conducido a una creciente crisis social que no puede ser resuelta por el capitalismo global.

El socialismo surgió como alternativa al capitalismo, prometiendo igualdad económica y justicia social. Pero el sistema soviético centralizó el poder en el Estado, suprimiendo tanto la sociedad civil como el mercado. Esto creó contradicciones económicas y sociales fundamentales.

Finalmente, el fracaso de una transformación interna condujo al colapso. En cuanto al anarquismo, su teoría ignora el papel del Estado y rechaza el mercado, creando una ideología limitada del cambio social que no logra crear una alternativa viable.

Un sistema sucesor debe reconocer las relaciones entre el Estado, los mercados y la sociedad civil, tratando de equilibrar las contradicciones que se producen de forma natural mediante la práctica y la renovación de las instituciones democráticas. Los conflictos no son indicio de una sociedad disfuncional, sino de una sociedad vibrante, adaptable y abierta. La clave está en reconocer la democracia horizontal como estructura para resolver los conflictos.

La propiedad de los trabajadores y las cooperativas pueden ser el primer paso en la construcción de una sociedad así, junto con la economía sostenible, la democracia protagónica y la financiación pública gubernamental.