El capital de Karl Marx

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Título original:

Karl Marx's Capital

Contenido del libro:

Este pequeño libro pretende ser, al igual que las conferencias en las que tomó forma por primera vez, una introducción al estudio de El Capital de Marx. No pretende sustituir ese estudio.

Es el destino de todos los grandes libros el ser desechados y servidos fríos en libros de texto, que pretenden decir exactamente a qué llega el gran libro, como si las conclusiones de un hombre tuvieran mucho valor aparte de la forma en que llegó a ellas. Todos hemos tenido la experiencia, después de leer incluso libros elogiosos sobre grandes autores, de volver a los propios autores y descubrir cuánto más hay en ellos de lo que sus comentaristas nos hacen esperar. El Capital de Marx es obviamente un libro de importancia histórica, y cualquiera que lo lea imparcialmente lo encontrará más grande y mucho más esclarecedor de lo que la mayoría de los críticos de Marx nos gustaría, o de lo que la mayoría de los escritores marxianos nos permiten creer.

Hay dos formas indefendibles de tratar un gran libro, formas que, sin embargo, parecen caracterizar mucho de lo que se dice de Marx en este país: la forma de la condena acrítica y la forma de la alabanza acrítica.

Hay algunos libros sobre Marx en los que se recogen todas sus incoherencias y nada más, como si en Marx no hubiera nada más que incoherencias. Tales libros dan la impresión de que Marx fue uno de los idiotas más embrollados que jamás haya existido.

Por otra parte, algunos de sus intérpretes parecen haber renunciado a la creencia en la inspiración verbal de las escrituras por la creencia en la inspiración verbal de El Capital y tratan de mantener que no hay ninguna incoherencia en Marx. Sin duda podríamos estar preparados, sin haber leído una palabra de Marx, para rechazar estos dos puntos de vista extremos. El mero pensamiento incoherente nunca ha hecho historia como lo ha hecho El Capital.

Pero ningún hombre que haya llevado a cabo una gran revolución en el pensamiento ha estado exento de incoherencias. El pensador original está demasiado ocupado en tratar de expresar el pensamiento creativo que brota en él como para preocuparse por enderezarlo todo. Siempre hay partes de su obra que ha tomado tal cual de otras personas...