Puntuación:
El ateísmo mata, de Barak Lurie, explora los peligros históricos asociados al ateísmo y defiende las aportaciones positivas de la religión a la sociedad. El libro contiene una serie de anécdotas y análisis que relacionan el ateísmo con numerosas tragedias históricas y fracasos morales.
Ventajas:Los lectores elogian el libro por su atractiva narrativa, su exhaustiva investigación y su análisis de las consecuencias del ateísmo, que invita a la reflexión. Muchos críticos elogian la capacidad de Lurie para articular las contribuciones morales y éticas de la religión, proporcionar un contexto histórico y crear argumentos convincentes contra el ateísmo. El estilo de redacción se considera ameno y accesible, y el libro se recomienda a quienes deseen comprender mejor la importancia de la religión.
Desventajas:Los críticos sostienen que el libro es demasiado tendencioso, generaliza a los ateos como infelices o inmorales y carece de una comprensión matizada del ateísmo y el socialismo. Algunos críticos califican el libro de propaganda o disparate, alegando que no representa con precisión los contextos históricos ni aborda los argumentos en contra. Además, hay quejas sobre la falta de rigor académico, con dudas sobre las cualificaciones de Lurie y la validez de sus conclusiones.
(basado en 84 opiniones de lectores)
Atheism Kills: The Dangers of a World Without God - and Cause for Hope: The Dangers of a World Without God - and Cause for Hope
En "El ateísmo mata", Barak Lurie expone los horrores de un mundo sin Dios. Contrariamente al mantra que hemos escuchado una y otra vez de que la religión es responsable de más muertes que cualquier otra cosa, es de hecho la ausencia de Dios la que ha matado, en números obscenos.
Desde que el ateísmo asumió por primera vez el control del gobierno en la Revolución Francesa, no ha hecho más que matar. El ateísmo ha matado a través de sus muchos diputados: el progresismo, la eugenesia, el fascismo y el comunismo. Lurie demuestra que fue el ateísmo de cada una de estas ideologías lo que mató a cientos de millones de personas.
Pero el ateísmo no sólo mata vidas.
Mata el propósito, el libre albedrío, la belleza, la compasión, el sentido del pasado y del futuro, la creatividad y la propia libertad. El ateísmo sólo ofrece los horrores del caos y el totalitarismo.
El mundo se centra erróneamente en el Islam radical como la mayor amenaza para la civilización. Por horrible que sea, es no hacer nada y no tener sentido de sí mismo lo que son los verdaderos enemigos. Fue nuestra voluntad de luchar y nuestro sentido de misión lo que venció al fascismo y al comunismo.
Debemos tenerlos también para mantener a raya al islamismo radical. Por eso debemos resistir el crecimiento del ateísmo. Fue Dios quien nos dio la libertad.
Fue Dios quien nos dio el sentido de propósito que creó la civilización. Si nos lo quitan, no hay nada por lo que luchar.
De este modo, Lurie demuestra que la falta de creencia en Dios es nuestro mayor peligro. ¿Cómo lo sabe? Porque como un huracán, la impiedad sólo ha sabido destruir todo a su paso.
Nunca ha creado.
Como siempre habrá incendios, siempre habrá enemigos que busquen destruir nuestra civilización. Pero si no tenemos parques de bomberos con dotación, y protocolo en cada ciudad para hacer frente a los incendios, esos incendios nos consumirán. Del mismo modo, lo que nos salve será cómo nos preparemos para hacer frente a ideologías horribles.
Esa preparación sólo puede venir con nuestra aceptación de la centralidad de Dios.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)