El arte de la meditación divina

Puntuación:   (4,3 de 5)

El arte de la meditación divina (Joseph Hall Bishop)

Opiniones de los lectores

Resumen:

El libro es un recurso perspicaz sobre la meditación, rico en contenido pero desafiante debido a su estilo de escritura y formato anticuados. Los lectores deben comprometerse a fondo para apreciar plenamente su valor.

Ventajas:

Rico en contenido sobre la meditación
Consejos prácticos que se pueden poner en práctica inmediatamente
Atractivo y que invita a la reflexión, fomenta la reflexión profunda y la disciplina
Su corta extensión de 60 páginas lo hace conciso.

Desventajas:

Difícil de comprender debido a un estilo de escritura arcaico y frases complejas
El formato es caótico, sin divisiones claras, lo que dificulta las referencias
Mala calidad de publicación, con un tipo de letra anticuado y un interlineado sencillo, lo que afecta a la legibilidad.

(basado en 2 opiniones de lectores)

Título original:

The Art of Divine Meditation

Contenido del libro:

Supongo que es provechoso, más que atrevido, que me esfuerce en enseñar el arte de la meditación. Es un asunto tan celestial como cualquiera que pertenezca a los hombres o a los cristianos. Y es un asunto tan celestial que beneficia indeciblemente al alma. Porque por la meditación saqueamos nuestros corazones profundos y falsos, descubrimos a nuestros enemigos secretos, nos enfrentamos con ellos, los expulsamos y nos armamos contra su reaparición. Por la meditación hacemos uso de todos los buenos medios, nos preparamos para todos los buenos deberes. Por la meditación vemos nuestras debilidades, obtenemos reparación, prevenimos tentaciones, animamos nuestra soledad, templamos nuestras ocasiones de deleite, obtenemos más luz para nuestro conocimiento, añadimos más calor a nuestros afectos, ponemos más vida en nuestras devociones. Sólo por la meditación somos capaces de ser extranjeros en la tierra (como se nos ha ordenado que seamos), y por esto somos llevados a una correcta estimación de todas las cosas terrenales, finalmente a un dulce disfrute de las comodidades invisibles. Es por la meditación que vemos a nuestro Salvador, como lo hizo Esteban; hablamos con Dios, como lo hizo Moisés; somos arrebatados al Paraíso, con el bendito Pablo, viendo ese Cielo que estaremos tan reacios a dejar, lo cual no podemos expresar. Sólo la meditación es el remedio contra la seguridad y la mundanidad. Es el pasatiempo de los santos, la escalera al Cielo; en resumen, es la mejor manera de mejorar el cristianismo. Apréndela, si puedes.

Descuídalo si así lo deseas, pero quien lo haga nunca encontrará gozo ni en Dios ni en sí mismo. Y aunque algunos de los antiguos se han apropiado de este deber para sí mismos (confinándolo dentro de sus celdas, sin profesar otra cosa que la contemplación), alegando su inmunidad de aquellas preocupaciones que acompañan a una vida activa, podrían tener el mejor tiempo libre para la meditación, sin embargo, considero un error envidioso ocultar la meditación a muchos, ya que su beneficio puede ser universal. No hay hombre que esté tan ocupado con la acción que no tenga en algún momento una mente libre. Y ninguna mente razonable es tan simple como para no ser capaz de mejorarse a sí misma mediante pensamientos secretos. Los que no tienen más que pocas existencias necesitan mejor conocer las reglas del ahorro. Seguramente la meditación divina no es otra cosa que una inclinación de la mente sobre algún objeto espiritual, a través de diferentes formas de discurso, hasta que nuestros pensamientos llegan a un punto. Y esto debe ser impremeditado, ocasionado por acontecimientos externos ofrecidos a la mente; o bien debe ser deliberado, forjado en nuestro propio corazón. Y si es deliberado, entonces es o en materia de conocimiento (para descubrir alguna verdad oculta, o vencer alguna herejía por medio de un profundo recorrido de la razón); o es en materia de afecto. Joseph Hall (1 de julio de 1574 - 8 de septiembre de 1656), obispo y escritor satírico inglés, nació en Bristow park, cerca de Ashby-de-la-Zouch, Leicestershire, el 1 de julio de 1574.

Joseph Hall recibió su educación temprana en la escuela local, y fue enviado (1589) al Emmanuel College, Cambridge. Hall fue elegido durante dos años consecutivos para leer la conferencia pública sobre retórica en las escuelas, y en 1595 se convirtió en miembro de su colegio. En 1612 lord Denny, más tarde conde de Norwich, le concedió el curato de Waltham-Holy-Cross, Essex, y ese mismo año recibió el grado de doctor. Más tarde recibió la prebenda de Millennial en la colegiata de Wolver Hampton.

Otros datos del libro:

ISBN:9781589603622
Autor:
Editorial:
Encuadernación:Tapa blanda

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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)