Puntuación:
El libro explora la historia y la importancia del archivador como tecnología clave para la gestión de la información desde principios del siglo XX, centrándose en su construcción, el acto de archivar y los roles sociales implicados, especialmente de las mujeres. Entrelaza la visión histórica con reflexiones sobre las prácticas contemporáneas de gestión de la información.
Ventajas:El libro, fascinante y bien ilustrado, ofrece valiosas perspectivas históricas y conexiones entre las primeras tecnologías de archivado y las prácticas de información contemporáneas. La claridad de la redacción permite a los lectores establecer paralelismos entre las estrategias de archivo del pasado y del presente. Se recomienda a los interesados en la tecnología, la gestión de los medios de comunicación y las implicaciones sociales.
Desventajas:La redacción contiene excesiva jerga académica, lo que puede restar legibilidad. Además, la falta de una lista de referencias consolidada y la engorrosa referenciación por notas pueden complicar la experiencia de lectura.
(basado en 2 opiniones de lectores)
The Filing Cabinet: A Vertical History of Information
La historia de cómo un mueble de oficina aparentemente corriente transformó nuestra relación con la información.
La omnipresencia del archivador en el espacio de oficina del siglo XX, junto con su notable ausencia de estilo, ha ocultado su papel transformador en las historias tanto de la tecnología de la información como del trabajo. En la primera historia en profundidad de este artefacto olvidado, Craig Robertson explora cómo el archivador ha moldeado profundamente la forma en que la información y los datos se han clasificado, almacenado, recuperado y utilizado.
Inventado en la década de 1890, el archivador fue el resultado de la fe decimonónica en la eficiencia. Antes, los documentos en papel se ordenaban al azar: encuadernados en libros, apilados en pilas, enroscados en ranuras o empalados en husillos. El archivador organizó los papeles sueltos en carpetas con pestañas que podían clasificarse alfanuméricamente, cambiando radicalmente la forma en que la gente accedía a la información, la hacía circular y la estructuraba.
La historia poco convencional de Robertson sobre los orígenes de la era de la información plantea el archivador como un contenedor de almacenamiento de información, una máquina de "memoria automática" que contribuyó a un nuevo tipo de trabajo de información que privilegiaba la destreza manual sobre la deliberación mental. Las suposiciones de género sobre los dedos ágiles de las mujeres ayudaron a naturalizar los cambios que las incorporaron a la fuerza laboral como trabajadoras administrativas de bajo nivel. El archivador emerge de este inesperado relato como una sofisticada pieza de tecnología de la información y un lugar de trabajo de género que, con sus carpetas, archivos y pestañas, sigue dando forma a la forma en que interactuamos con la información y los datos en el mundo digital actual.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)