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Ecclesiastes (The Book of Archbishop Robert Dwyer): A Selection of His Writings
T. S. Eliot ha señalado que "predicador" y "profeta" son términos odiosos (a pesar de que Eclesiastés, "el predicador", es el nombre asignado a Salomón como autor de uno de los libros más inquietantes del Antiguo Testamento; y los profetas son inspirados). Pero está claro que los artículos periodísticos del obispo (excepto las piezas satíricas y narrativas) se concebían muy a menudo como sermones; una intención que afectaba no sólo a su materia, sino también a su estilo. Uno se sorprende al observar cuántas de las columnas podrían ser pronunciadas con gracia profesional desde un púlpito o una tribuna, sin apenas cambiar una palabra. El lenguaje es sonoro; el ritmo de la argumentación es deliberado; el humor se construye pacientemente y reclama la indulgencia del oyente. Casi siempre se percibe la presencia de un público: la escritura es una expresión pública; rara vez es el coloquio de dos personas; nunca el intenso susurro del poeta meditando a solas. - De la Vida Breve
El arzobispo Dwyer era un sembrador, no un segador. Vivió la vida satisfactoria pero también agonizante de un sembrador, que pone la semilla en la buena tierra, pero sólo los que tienen visión pueden predecir la cosecha. El sembrador siempre es un hombre solitario. Realiza una labor que otros cosecharán. A pesar de la galería de amigos que le adoraban y de los muchos lectores admirados de sus artículos, creo que él también era un hombre solitario. Cuando aquellos con menos visión pensaban que estaba atacando los males del presente -por lo que tenía que ser a sus ojos un conservador, si queremos usar etiquetas- estaba profetizando sobre un futuro que muy pocos tenían la claridad de mente para predecir. Sin embargo, poco después de su muerte, la nueva era de la cultura, una nueva era del hombre, ya está en el umbral del desarrollo humano y muchos empezaron a ver sus contornos. El mundo al que él apuntaba se acerca rápidamente. Él fue un eslabón importantísimo en la cadena de acontecimientos humanos en peregrinación hacia el futuro.
Él pudo, cuando el resto de la humanidad aún no podía decir:
¡Levantad los ojos y ved!
Los campos están brillando para la cosecha.
- Un bosquejo de la memoria, Isabel Piczek.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)