East Village Closed
Cuando llegó el COVID, la vida se volvió surrealista. Se acabaron los rituales cotidianos y las cosas sencillas, como comprar café y el periódico. Todo cerró e innumerables personas se mudaron. Casi de la noche a la mañana, las antaño vibrantes calles llenas de peatones, ciclistas, coches, autobuses y camiones se volvieron vacías y desoladas. La normalidad salió por la ventana cuando empezó la basura.
Se amontonaba en la acera. Observar a la gente desde la ventana de un café ya no era un pasatiempo viable. Desaparecieron los cafés y la gente. Con opciones limitadas, me volví hacia mí mismo. ¿Qué otra cosa podía hacer? Pero al hacerlo, me volví extremadamente prolífico, trabajando incansablemente mientras la vida en la Gran Manzana, tal y como todos la conocíamos, dejaba de existir. La ciudad que nunca duerme se convirtió.
En la ciudad que duerme. Fue entonces cuando salí a las calles y a los tejados con mi iPhone y luego con sharpies y creé este libro.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)