Dos cuentos sobre la muerte de Dios

Título original:

Two Tales of the Death of God

Contenido del libro:

En el siglo XIX, Friedrich Nietzsche declaró infamemente que "Dios ha muerto". Resulta que estaba en lo cierto. En todo el mundo occidental, las iglesias se vacían y cierran sus puertas, y cada vez más personas rechazan la religión organizada.

A principios de la década de 2000, un grupo de intelectuales conocidos colectivamente como los "nuevos ateos" sacaron partido de este hecho, captaron la imaginación de los jóvenes escépticos e iniciaron un movimiento a favor del laicismo argumentando que la religión es la fuente de la mayoría de nuestros males sociales. Creían que el declive de las creencias religiosas podía atribuirse al auge de la ciencia moderna. Ésta era sólo la encarnación más reciente de una historia que se viene contando desde la Ilustración del siglo XVIII, que forjó un mito de progreso social y supremacía cultural occidental que ha dado legitimidad a los proyectos del imperialismo y el capitalismo global desde entonces.

Las ciencias sociales tienen otra historia que contar. Es la historia de la secularización: una teoría que lidia con el asombroso hecho de la caída del cristianismo de su posición en el centro de la cultura occidental. En esta versión de la historia, Dios no fue asesinado por la ciencia, sino por un complejo conjunto de cambios sociales y económicos que han producido un mayor bienestar general y una mayor igualdad, y por unos valores morales cambiantes que llevan a la gente a considerar la ética religiosa como una reliquia de una época pasada.

Stephen LeDrew sostiene que sólo las ciencias sociales pueden explicar la caída en desgracia de la religión y los peligros de su resurgimiento. Una coalición de extremistas religiosos de extrema derecha trabaja actualmente para desmantelar la democracia con el fin de preservar el privilegio cristiano blanco. Las pruebas de la secularización demuestran que sólo trabajando para lograr una mayor seguridad e igualdad para todos podremos detener el descenso a un abismo de avaricia nihilista e intolerancia.