¿Dónde está el hogar? Historias de la vida de un emigrante judío-alemán

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Título original:

Where Is Home? Stories from the Life of a German-Jewish Emigre

Contenido del libro:

"¿Ha venido por convicción personal o es usted de Alemania? "era la pregunta que se hacía a los judíos alemanes cuando llegaban a Palestina en 1933. Pocos llegaron por convicción. La mayoría de los 60.000 judíos alemanes que se refugiaron en el entonces mandato británico vinieron porque no tenían otra opción. Palestina no era la tierra de sus sueños, sino un lugar de asilo donde había que empezar de nuevo la vida. Los médicos se convirtieron en conductores de autobús, los abogados criaban gallinas y los artistas trabajaban de camareros. Para los jóvenes, sin embargo, la inmigración a Palestina era una gran aventura, el comienzo de una nueva vida libre de viejas convenciones y, a veces, el comienzo también de una batalla a vida o muerte.

Gad Granach aún se hacía llamar Gerhard cuando llegó al puerto de Haifa en 1936, a la edad de 21 años. Hijo de un famoso actor de Berlín y de una madre comprometida políticamente, no era de los que salían por convicción. Hizo lo que pudo, ya fuera trabajando como policía de reserva para los británicos, como obrero de la construcción en Tel Aviv o como conductor de locomotoras a orillas del Mar Muerto. Se encontró con una tierra sin leche ni miel, y participó en cinco grandes guerras y en otras más pequeñas, deseando todo el tiempo que Dios "eligiera" a otro pueblo y dejara a los judíos en paz.

"Esta tierra es como un imán. Hay algo que atrae a la gente de todos los rincones del mundo por todo tipo de razones, cada uno en busca de su propio Dios y maestro, especialmente en Jerusalén".

"Aquí todo el mundo se busca a sí mismo. No sé por qué todo el mundo tiene que buscar una identidad. A mí me dijeron mi nombre y eso fue todo lo que necesité".

"Claro que hay gente que siempre piensa en el futuro, que se prepara para él, como una ardilla que se prepara para el invierno cuando todavía es verano. Yo nunca me he preparado para el invierno, y ahora el invierno está aquí, pero no tengo frío".

"En Israel, todo el mundo vive cerca de Dios y todo el mundo puede hablar con él directamente. Alguien debería preguntarle por qué tuvo que crear el mundo en sólo seis días. ¿Por qué tanta prisa? Por lo que se ve aquí a veces, habría sido mejor que se hubiera tomado un poco más de tiempo".