Puntuación:
Las críticas elogian el libro como una atractiva continuación de la serie Madison McKenzie, destacando su cautivador argumento, la calidez de las amistades y las ricas descripciones de los paisajes de los Apalaches. Los lectores aprecian el desarrollo de los personajes y el equilibrio entre misterio y aventura, lo que lo hace apto para una gran variedad de públicos. A muchos les resultó difícil dejarlo y es perfecto para leer en vacaciones.
Ventajas:⬤ Atractivo argumento
⬤ rico desarrollo de los personajes
⬤ cautivadoras descripciones de los paisajes de los Apalaches
⬤ cálidas amistades
⬤ adecuado para un público amplio
⬤ dificultad para dejar el libro
⬤ ideal para leer en vacaciones.
En las reseñas no se mencionan desventajas significativas.
(basado en 7 opiniones de lectores)
Where Lady Slippers Grow: The Madison McKenzie Files (Book 2)
En los densos bosques de los montes Apalaches, Michael caminaba con paso ligero por encima de cascadas y escollos. Incluso con el peso de una mochila cargada, sus pasos eran silenciosos y dejaba pocas huellas de su paso.
Sin perder de vista a ningún excursionista, siguió el sendero de los Apalaches en dirección a Springer Mountain. Cuando oyó al grupo, se escondió entre las sombras de una cicuta. Escucha a esos locos ruidosos, caminando por el bosque con todo ese equipo de lujo, riendo y hablando.
Creen que están en comunión con la naturaleza, pero no lo entienden.
Ya han espantado a todos los conejos y ciervos en kilómetros a la redonda. Oyó la voz de una mujer.
«Esperen. Quiero hacer una foto». Michael se encogió más en las sombras de la cicuta.
La mujer caminó descuidadamente entre los pinos del suelo, se enganchó un dedo del pie en una rama baja de rododendro y casi tropieza. Se enderezó y se apartó de la frente espirales de pelo dorado. Michael la miró bien a la cara.
¿Susan? Estudió los movimientos de sus dedos al manipular los ajustes de la cámara digital. Cuando se puso en cuclillas junto a un tronco podrido, Michael dio un grito ahogado y estuvo a punto de levantarse.
Podría haber una cabeza de cobre acechando bajo aquel tronco. Cada movimiento de ella le traía recuerdos de lo que él había hecho. Michael se agarró el vientre como si le hubieran clavado un cuchillo en las tripas.
El corazón le latía tan fuerte en los oídos que temía que el sonido lo delatara.
Cerró los ojos, sacudió la cabeza para despejar la imagen y volvió a abrirlos. Ella seguía allí. No puede ser Susan.
Está muerta; ¡yo la maté!
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)