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Un sórdido abogado lleva años esperando para hacer una defensa de tribuna. Le asignan la defensa de un inocente hombrecillo acusado de asesinar a su mujer.
El hombre admite alegremente su culpabilidad; simplemente no soportaba las constantes bromas y risas de su esposa. El juicio termina y el veredicto es una conclusión inevitable. El abogado ruega a su cliente que le deje apelar.
Irónicamente, el hombre es indultado por la ineptitud de su defensa. 2 hombres.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)