Diseño de mercados de servicios sociales: Riesgo, regulación y búsqueda de rentas

Título original:

Designing Social Service Markets: Risk, Regulation and Rent-Seeking

Contenido del libro:

En las últimas décadas, los gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, han introducido lógicas e instrumentos de mercado en los servicios sociales australianos. Sus objetivos declarados incluyen la reducción de costes, el aumento de la diversidad de servicios y, en algunos sectores, la capacitación de los consumidores.

Esta colección presenta un conjunto de estudios de casos originales de mercantilización de servicios sociales tan diversos como la atención diurna familiar, el asentamiento de refugiados, los servicios de empleo en comunidades remotas, el apoyo a la discapacidad, la atención residencial a la tercera edad, la vivienda y las rentas de jubilación. Los autores examinan cómo los gobiernos han diseñado estos mercados, cómo funcionan y sus resultados, centrándose en cómo se distribuyen los riesgos y beneficios entre los gobiernos, los proveedores y los usuarios de los servicios. Sus análisis muestran que los problemas típicos son la ineficacia, la baja calidad de los servicios y la desigualdad de acceso.

Evitando explicaciones simplistas que atribuyen estos problemas a unos pocos proveedores de servicios "manzana podrida" o a un neoliberalismo amorfo que es la suma de todos los acontecimientos negativos de los últimos años, la colección demuestra la diversidad de los modelos de mercado y examina cómo los diseños específicos del mercado hacen que la prestación de servicios sociales sea susceptible de problemas particulares. Las pruebas presentadas en esta colección sugieren que las políticas de creación de mercados de los gobiernos australianos han producido sistemas de servicios frágiles y fragmentados, en los que los riesgos de búsqueda de rentas, fuga de recursos y captura reguladora son elevados.

Sin embargo, el diseño de los mercados de servicios sociales y su aplicación están en gran medida bajo control político. Por consiguiente, si los gobiernos deciden trabajar con instrumentos de mercado, deben hacerlo de forma diferente, trabajando con principios y prácticas que impulsen tanto la calidad como la igualdad.