Puntuación:
El libro «Dios tiene sentido del humor» es una colección de interesantes relatos breves centrados en la vida de distintas mujeres. Los lectores encontrarán relatos amenos, inspiradores y alentadores, que a menudo tocan temas como la infidelidad, el desamor y las luchas personales. El estilo narrativo mantiene a los lectores cautivados en todo momento.
Ventajas:Personajes e historias muy cercanos, escritura atractiva y emotiva, temas inspiradores de esperanza y resiliencia, gran estilo narrativo que deja a los lectores con ganas de más, precio asequible y excelentes recomendaciones de los lectores.
Desventajas:Algunos lectores pueden encontrar frustrantes las preguntas sin respuesta del estilo cliffhanger, y no se han mencionado críticas negativas significativas.
(basado en 10 opiniones de lectores)
God Has A Sense of Humor
Echo de menos a las amigas de mi marido. Cuando tenía una aventura, se convertía en un hombre nuevo, más ingenioso, más hablador y más simpático.
Se afeitaba a diario y cambiaba su ropa interior raída por unos calzoncillos ajustados. Cada vez que rompían con él, yo sufría con él, ya que siempre, de alguna manera, la tomaba conmigo y convertía mi vida y nuestro hogar en un infierno. Incluso nuestra pésima vida sexual se veía afectada.
Llámalo síndrome del marido culpable, pero hace unos años descubrí que cada vez que intimábamos, significaba que al día siguiente iba a intimar con otra persona.
Pero incluso eso se detuvo hace años. Mi matrimonio había llegado a un punto en el que yo era más feliz cuando él era feliz en sus aventuras extramatrimoniales' Sé que suena raro.
Yo también lo veía así, pero ya no. Si eres el tipo de esposa que cree que las mujeres deben ser los vasos más débiles, llegas a un punto en el que lo único que quieres es paz. Si otras mujeres hacen feliz a tu marido lo suficiente como para que te deje en paz y no te insulte, dejas de ver la situación como algo extraño.
De hecho, incluso empiezas a agradecérselo a esas mujeres. Aquel sábado, mientras veía a mi marido deprimido por la casa, como si el peso del mundo recayera sobre sus hombros, sospeché que alguna novia descarriada había sido la causante de su actual malestar. Quizá se había enterado de que estaba casado y tenía hijos, o se había aburrido de él y había decidido buscarse otro amante, quizá más joven.
Le habría dicho que se lo tenía merecido, pero conocía las consecuencias. Lo único que podía hacer era sentir lástima por él y por mí misma, y esperar encontrar la forma de aplacarlo antes de que las cosas empeoraran.
Me armé de valor -sí, es curioso que para acercarme a mi marido tuviera que armarme de valor e incluso implorar la sangre de Jesús-, me acerqué a él y le puse suavemente una mano en el hombro. "¿Te encuentras bien? "le pregunté desesperada por no molestarlo. Se volvió lentamente y me miró como si le hubiera tocado un mugriento vagabundo.
Se quedó mirando incrédulo la mano que le puse en el hombro, y yo se la quité rápidamente...
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)