Puntuación:
El libro «Dios en la máquina», de Liel Leibovitz, explora la intersección entre videojuegos y espiritualidad, argumentando que el juego puede desempeñar un papel espiritual en la vida moderna. Mientras que algunos lectores aprecian la profundidad de sus ideas y su enfoque académico, otros critican la lógica y las conexiones que se establecen entre los juegos y los temas religiosos.
Ventajas:A muchos lectores les ha parecido un texto atractivo y que invita a la reflexión, destacando la profunda investigación del libro sobre el valor moral y espiritual de los videojuegos. Ha sido bien recibido por su exploración de ideas complejas y su capacidad para cuestionar las opiniones convencionales sobre el juego. El libro es recomendable para los interesados en las dimensiones filosóficas y éticas de los videojuegos.
Desventajas:Los críticos señalaron incoherencias y conexiones poco claras en los argumentos del autor, sugiriendo que algunas ideas parecían forzadas o inapropiadas. Algunas secciones específicas, en particular las que se centran en las experiencias personales de juego del autor, se calificaron de tediosas. Además, algunos lectores consideraron que el tono académico era desafiante y que la lógica de algunas comparaciones carecía de claridad.
(basado en 7 opiniones de lectores)
God in the Machine: Video Games as Spiritual Pursuit
¿Qué diría Heidegger de Halo, la popular franquicia de videojuegos, si viviera hoy? ¿Qué pensaría Agustín de Assassin's Creed? ¿Qué podría enseñarnos Maimónides sobre Mario, el héroe homónimo de Nintendo? Aunque algunos críticos podrían rechazar de plano estas preguntas, protestando por el hecho de que estos grandes pensadores nunca se preocuparían por un medio tan burdo y descerebrado como los videojuegos, es importante reconocer que este tipo de juegos se están convirtiendo en el medio que define nuestro tiempo. Gastamos más tiempo y dinero en videojuegos que en libros, televisión o cine, y cualquier pensador serio de nuestra época debería preocuparse por estos juegos, por lo que dicen de nosotros y por lo que aprendemos de ellos.
Sin embargo, los videojuegos siguen siendo relativamente inexplorados tanto por los académicos como por los expertos. Pocos han avanzado más allá de los intentos anticuados e inútiles de relacionar la jugabilidad con el comportamiento violento. Ahora que este rumor ha sido desmentido de forma exhaustiva y reiterada, ha llegado el momento de profundizar. Al igual que el Museo de Arte Moderno de Manhattan adquirió recientemente catorce juegos como parte de su colección permanente, también nosotros debemos tratar de añadir una consideración seria de los mundos virtuales al panteón de la investigación filosófica.
En Dios en la máquina, la autora Liel Leibovitz realiza un fascinante recorrido por el emergente paisaje virtual y sus numerosas y deslumbrantes vistas, desde las que se nos ofrecen nuevos puntos de vista sobre cuestiones teológicas y filosóficas ancestrales. El libre albedrío frente al determinismo, la importancia del ritual, la trascendencia a través de la maestría, las nociones del yo, la justicia y el pecado, la vida, la muerte y la resurrección, todo ello entra en juego en los videojuegos que algunos críticos tachan tan rápidamente de pérdidas de tiempo que adormecen la mente. Cuando se examina detenidamente el diseño de estos juegos, su lógica inherente y sus efectos cognitivos en los jugadores, queda claro que jugar a estos juegos crea un estado de conciencia muy diferente del que se produce cuando vemos la televisión o leemos un libro. De hecho, el juego es un proceso mucho más dinámico que recurre a diversas facultades de la mente y el cuerpo para evocar sensaciones que podrían asociarse más comúnmente con la experiencia religiosa. Dejarse llevar por un juego atractivo puede ser una actividad profundamente espiritual. No se trata de pensar, sino de ser, una lógica que sostuvo a nuestros antepasados durante milenios mientras miraban al cielo en busca de respuestas.
Como cada vez somos más los que miramos "hacia la pantalla", es crucial investigar estos juegos por su vasto potencial como excelentes instrumentos de formación moral. Cualquiera que busque una introducción concisa y bien razonada al tema haría bien en empezar con God in the Machine. Al iluminar tanto el estado actual de la narrativa de los videojuegos como sus limitaciones inherentes, Liebovitz da a entender de forma intrigante cómo este campo y, a su vez, nuestras experiencias podrían seguir evolucionando y avanzando en los próximos años.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)