Cruso, tan arrogante, como rey rico en Lidia / Al filósofo griego Solón, a quien mostraba sus tesoros y presumía de su felicidad / No queriendo creer / Que antes de la muerte ningún hombre puede llamarse feliz / Tuvo que aprender la verdad del mismo dicho de hecho / Y probar con su propio ejemplo / Que quien más alto se sienta / Puede caer más bajo.
No sólo había promovido en secreto la rebelión de los asirios contra su soberano Cirus, sino que también la había reforzado abiertamente con sus tijeras de guerra, y había enfurecido tanto al monarca persa, que se sintió ofendido por ella, que éste, para vengarse, lo venció con un ejército de guerra, Por la fuerza del instinto natural y el amor infantil / En el peligro supremo para la vida / Flotando sobre el Señor Padre / Rasgó los lazos de las lenguas / Con las palabras: ¡Alto! No matéis al rey / El golpe asesino de un soldado enemigo había parado / Y así le arrebató de la muerte aparente...
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)