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David Hume (1711-1776) nadó en las aguas filosóficas del siglo XVIII creadas y dominadas por el pensamiento y la política presbiterianos escoceses. Robert Case argumenta que este ambiente reformado se expresa, aunque de manera incipiente, en gran parte de lo que escribió Hume.
Las opiniones de Hume del siglo XVIII sobre la experiencia, las costumbres y la vida en común proporcionan un marco social y político viable para la vida contemporánea estadounidense. Si el escritor del Nuevo Testamento Judas adobó sus pensamientos teológicos en medio de la cultura judía predominante de su época para llegar a la inspirada narración de su pequeño libro, y si puede decirse que los padres fundadores de Estados Unidos establecieron una nación cristiana, como quiera que se defina esto, puede decirse que David Hume estuvo muy influido por las creencias políticas y teológicas escocesas de John Knox (1513-1572), Samuel Rutherford (1600-1661) y sus sucesores.
En nuestra cultura poscristiana, la noción de David Hume del poder de la costumbre ofrece una sociedad no basada en la religión como alternativa para garantizar unas relaciones y estructuras sociales estables, seguras y satisfactorias en las que pueda florecer el cristianismo. El principal objetivo de Robert Case es mostrar cómo la tarea de embajador de Hume, a caballo entre el mundo de la academia y el de la calle principal, es relevante para la mentalidad evangélica postcristiana estadounidense de hoy.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)