En este libro, el autor sostiene que la figura del buen infinito puede atribuirse al Romanticismo temprano, es decir, a Novalis y, sobre todo, a Friedrich Schlegel. Este punto de vista es completamente nuevo dentro de la literatura de investigación, ya que hasta ahora el "infinito bueno" sólo se había asociado a Georg Wilhelm Friedrich Hegel.
Este nuevo tipo de interpretación abre una visión completamente distinta del Romanticismo: en lugar de la nostalgia, la aproximación infinita e insatisfecha, lo armonioso y lo semejante ocupan ahora un lugar central. Esto tiene consecuencias de gran alcance para la estética, la teología y la comprensión del arte que generalmente asociamos con el Romanticismo.
Aquí, el Romanticismo se entiende como la reconciliación de lo finito con lo infinito ("infinito bueno") y no como la oposición de ambos ("infinito malo"). - Con prólogo de Bazon Brock y epílogo de Manfred Frank.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)