En 2017, Emerson Whitney se divorciaba de la mujer con la que llevaban diez años: una dominatrix a la que llamaban papi. Viviendo en una tienda de campaña en el patio trasero de su hogar conyugal, Emerson se sobresaltó al darse cuenta de que no sabían lo que significaba ser un adulto. "A menudo nos fijamos en nuestros roles de género como una especie de mapa para envejecer", escriben. "Yo quería saber cómo era el proceso sin eso: no ser hombre, no ser mujer". Mareados por esta constatación, recurrieron a una actividad impregnada de masculinidad estereotipada: la caza de tormentas.
Hank sigue a Emerson mientras se meten en una furgoneta con un grupo de cazadores de tormentas y recorren el camino de los tornados, desde Texas a Dakota del Norte, alojándose en moteles, comiendo en gasolineras y cazando tormentas como si fueran ballenas blancas.
Al dirigirnos con ellos a Texas, regresamos también al único lugar de la edad adulta que Emerson ha conocido: su infancia. A lo largo de este viaje se intercalan recuerdos de papá: tanto del padrastro de Emerson, Hank, presente e inquebrantable y extremadamente tejano, como de su padre biológico, al que apenas conocieron. Con sus sombreros de vaquero y sus novias al azar, siempre parecía tan dulce y perdido.
A través de estas viñetas de la infancia, unidas a la teoría queer y a semanas pasadas leyendo las nubes como oráculos, deseando nada más que conducir directamente hacia el ojo de una tormenta, Emerson enmarca estas preguntas de sondeo sobre la hombría contra el fondo polvoriento y cargado del Oeste americano.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)