Cuento de viaje de un tumor cerebral

Título original:

A Brain Tumour's Travel Tale

Contenido del libro:

Claire Bullimore lo tenía todo: un buen trabajo, un novio maravilloso, amigos encantadores, pero también tenía algo que no quería: un tumor cerebral. 12 años después del sorprendente diagnóstico, la operación que le salvó la vida y los años de rehabilitación, Claire ha escrito un libro para ayudar a otras personas cuando su vida no va según lo previsto. Este libro es la historia de la esperanza, de la recuperación y de lo que ocurre cuando la vida no va según lo previsto. Claire se dio cuenta de que había obtenido tanta información útil de su experiencia durante los últimos 12 años que podía plasmarla en un libro muy cercano que espera pueda cambiar la vida de la gente. No sólo al superviviente, sino también a sus seres queridos, que comprenderán mejor cómo ayudar, ser amables y pacientes. A menudo se enfrentan a la percepción de una nueva persona, ya que los tumores cerebrales pueden provocar cambios fundamentales, tanto mentales como físicos. La vida antes de mi tumor cerebral Antes de mi operación cerebral, si me hubieran preguntado "¿cuáles son tus aficiones?", habría respondido inmediatamente "conducir, cantar e irme de vacaciones en cualquier ocasión". Trabajaba en una empresa de petróleo y gas; era una mujer independiente que vivía un sueño. Trabajaba duro, jugaba duro y me encantaba el ajetreo de Londres. Me reía de mis madrugadores y atestados desplazamientos al trabajo, sonreía mientras tomaba mi café con leche y avellanas, y me sentía muy privilegiada por tener una oficina en la sexta planta de Tooley Street, en London Bridge.

Podía contemplar una fantástica vista del Támesis y del Tower Bridge. Ganaba un buen dinero y tenía una vida cómoda. Para cualquiera que me viera desde fuera, estaba en la flor de la vida, y durante un tiempo lo estuve. Pero en realidad sufría migrañas constantes, me temblaban las manos como a un borracho y cada día me costaba más encontrar las palabras. Olvidaba constantemente cosas, como tareas de trabajo, y me desmayaba en el suelo a cualquier hora del día y en lugares públicos. De repente, me quedaba completamente ciega durante unos instantes, como si tuviera los ojos cerrados cuando, en realidad, los tenía abiertos de par en par. Mis síntomas eran dramáticos y me estaban pasando factura. Mi diagnóstico: estaba asustada y deprimida; tenía que haber alguna explicación. Mi médico de cabecera lo achacó al estrés, pero yo sabía que algo iba mal y fui a una óptica, ya que los momentos de ceguera eran cada vez peores. Enseguida me dijeron que tenía una fuerte presión detrás de los ojos y me enviaron directamente al hospital. Me hicieron un escáner y me remitieron al Departamento de Neurología del Atkinson Morley. Siempre recordaré el día en que el médico me dijo: "Tiene un tumor cerebral, lo siento mucho, pero no podemos ayudarle, tengo que decirle que tiene un pequeño porcentaje de posibilidades de recuperarse". Tenía un tumor de 10 cm en el cerebro. Dos días después, me operaron de urgencia para extirparme un meningioma intraventricular.

La vida debe continuar: De repente volví a ser una niña y dependía mucho de mi madre. Desde el día en que oí las palabras "Tienes un tumor cerebral", decidí que esto no me vencería y que mi fe me ayudaría a salir adelante. Sabía que las cosas iban a cambiar drásticamente, había perdido el habla, tenía problemas para encontrar palabras, estaba parcialmente ciega, débil de un lado, dependía mucho de la medicación para las convulsiones. Fatiga y espasmos en un lado son sólo algunos de los efectos secundarios que hay que mencionar. La gente decía que me consideraba muy fuerte y que mi positividad era inspiradora, pero el miedo que me invadía me destrozaba la vida. Nunca podría hacer el trabajo que hacía antes, nunca volvería a conducir, tendría que lidiar con la fatiga el resto de mi vida. Por muy decidido que estés, la medicación y la cirugía cerebral te agotan.