Cuatro trozos de pan

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Título original:

Four Scraps of Bread

Contenido del libro:

Nacida en Hungría en 1927, Magda Hollander-Lafon fue una de los 437.000 judíos deportados de Hungría entre mayo y julio de 1944. Magda, su madre y su hermana pequeña sobrevivieron a una deportación de tres días a Auschwitz-Birkenau; allí, ella fue considerada apta para el trabajo y se salvó, mientras que su madre y su hermana fueron enviadas directamente a la muerte.

Hollander-Lafon recuerda una experiencia que tuvo en Birkenau: "Una mujer moribunda me hizo un gesto: mientras abría la mano para mostrar cuatro trozos de pan mohoso, me dijo con voz apenas audible: 'Tómalo. Eres joven. Debes vivir para ser testigo de lo que está ocurriendo aquí. Debes contárselo a la gente para que esto no vuelva a ocurrir en el mundo". Cogí los cuatro trozos de pan y me los comí delante de ella. En su mirada leí bondad y liberación. Yo era muy joven y no entendía lo que significaba este acto, ni la responsabilidad que representaba".

Años más tarde, el recuerdo del acto de aquella mujer salió a la luz y Magda Hollander-Lafon no pudo callar más. En sus palabras, escribió su libro no para obedecer al deber de recordar, sino en lealtad a la memoria de aquellas mujeres y hombres que desaparecieron ante sus ojos. Su historia no es una simple memoria o cronología de acontecimientos. Más bien, a través de una serie de capítulos breves, nos invita a reflexionar sobre lo que ella ha sufrido. A menudo centradas en una persona o un lugar, las escenas de brutalidad y horror que describe se entremezclan con reflexiones de carácter más meditativo. Four Scraps of Bread es a la vez histórico y profundamente evocador, melancólico y, en ocasiones, de naturaleza poética.

Tras el texto hay una "Nota histórica" con una cronología de la vida de la autora que complementa su estilo caleidoscópico. Tras la liberación y un periodo en campos de tránsito, llegó a Bélgica, donde permaneció. Finalmente, decidió bautizarse como cristiana y se dedicó a la psicología infantil.

La autora relata un viaje a través del sufrimiento extremo y la pérdida que la llevaron a un radiante crecimiento personal y a una vida con sentido. Como ella misma afirma: Hoy no me siento una víctima del Holocausto, sino una testigo reconciliada conmigo misma". Su capacidad para enfrentarse a sus experiencias y liberarse de su trauma le permitió abrazar una vida de esperanza y paz. Su relato es, por último, una exhortación a todos nosotros para que descubramos la alegría que da la vida.