Cuando Dios ocupa tu lugar (Pack de 25)

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 2 votos.

Título original:

When God Takes Your Place (Pack of 25)

Contenido del libro:

El mayor intercambio

Adaptación de Kiss the Wave de Dave Furman.

Por Dave Furman

Kelly Gissendaner estuvo casi dos décadas en el corredor de la muerte por el asesinato de su marido. Planeó el asesinato y convenció a su amante para que secuestrara a su marido y lo matara en el bosque. Después prendieron fuego a las pruebas. Su motivo era cobrar una póliza de seguro de vida y recibir la propiedad exclusiva de la casa que los Gissender acababan de comprar. Un jurado declaró a Kelly culpable de asesinato por su participación en el crimen y, tras rechazar un acuerdo con la fiscalía, fue condenada a muerte.

Mientras estaba en el corredor de la muerte, la vida de Kelly cambió por completo. Se transformó al comprender que Jesús había muerto por ella. Conoció la Biblia y la verdad del Evangelio. Dios obró en su corazón para llevarla al arrepentimiento de sus pecados y a la fe en Cristo. El fruto de la transformación de Kelly estaba a la vista de todos. Kelly comenzó a ministrar a las otras mujeres de la prisión y dirigió varios estudios bíblicos. Aconsejó a las mujeres a través de un conducto de ventilación y evitó que algunas se suicidaran.

Quizá el mayor cambio fue que, en Cristo, encontró la paz en medio de la tormenta de la muerte a la que se enfrentaba. Estaba asombrada de que Jesús ocupara su lugar en el último corredor de la muerte. En una ocasión dijo: "He aprendido de primera mano que nadie, ni siquiera yo, está más allá de la redención por la gracia y la misericordia de Dios. He aprendido a poner mi esperanza en el Dios que ahora conozco, el Dios cuyos planes y promesas se me dan a conocer en toda la historia de la vida, muerte y resurrección de Jesús". Su esperanza no estaba en seguir respirando en esta vida, sino en su unión con Cristo en esta vida y en la otra. Era una náufraga que finalmente encontró tierra.

No todos hemos sido condenados por asesinato, pero todos hemos rechazado a Dios alguna vez. La Biblia dice claramente que todos estamos condenados a muerte eterna y que, de no ser por la intervención de Dios, todos estaríamos sentados en el corredor de la muerte enfrentándonos a una muerte para siempre. La verdad de la santidad de Dios y nuestro pecado significa que nunca podremos estar en su presencia a menos que algo cambie. No sólo necesitamos un ejemplo inspirador, necesitamos un sustituto salvador. Necesitamos a alguien que asuma nuestro castigo.

Cuando Jesús estaba siendo juzgado por delitos que no había cometido, el gobernador romano Pilato dio a elegir al pueblo: podía liberar a Jesús, un hombre inocente, o a un hombre llamado Barrabás, que era un conocido terrorista. La multitud eligió a Barrabás y exigió que crucificaran a Jesús. La multitud eligió a un asesino en vez de al que devuelve la vida a los muertos. Eligieron al mal en vez de al que ama perfectamente.

Ponte en el lugar de Barrabás por un minuto. Caminas encadenado hacia la muerte y, de repente, cuando menos te lo esperas, eres libre. Entonces oyes de nuevo las palabras "Crucifícalo, crucifícalo". Ves pasar a otra persona. Esos cánticos no son para ti. Los guardias arrastran a otro a la muerte: Jesús de Nazaret. Le golpean y azotan y le obligan a llevar su cruz hasta la muerte. Es la misma cruz que te habías imaginado llevando momentos antes. Piensas para tus adentros: "Esa es mi muerte, él está muriendo".

La Biblia dice de Jesús que "Dios, que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21). Tú y yo somos pecadores. Estamos sentados en una prisión espiritual, atados e indefensos, esperando el día en que recibiremos el justo castigo que merecemos. Estamos sentados en el corredor de la muerte de todos los corredores de la muerte esperando a ser arrastrados a la muerte sin saber cuándo caerá el justo juicio de Dios. Pero la buena noticia es que cuando te arrepientes de tu pecado y confías en Jesús para que te salve, Jesús va a la cruz en tu lugar. Él recibe lo que tú mereces; tú recibes lo que él merece. Es el mayor intercambio de toda la historia. Jesús entrega su vida para que tú puedas tener vida.

Tú y yo somos Barrabás. Necesitamos a alguien que ocupe nuestro lugar, y Jesús lo ha hecho por nosotros. Él tomó voluntariamente la ira de Dios sobre sí mismo. En la cruz, Jesús absorbió toda nuestra maldad. Ha derramado sobre nosotros su amor perfecto.

Primera de Pedro 3:18 dice: "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo entregado a la muerte en la carne, pero vivificado en el espíritu." Jesús estaba liderando una verdadera revolución. Siempre puedes detener a un Barrabás, pero no puedes detener a Jesús. Él tomó nuestro lugar en la cruz para que el intercambio más grande de toda la historia te llevara a Dios.

Si estás leyendo esto y quieres que Jesucristo se convierta en tu sustituto y cambie tu pecado por su gloria, llámale ahora mismo con una oración como ésta:

Padre celestial, creo que Jesucristo es tu Hijo y que murió en la cruz para salvarme de mi pecado. Creo que resucitó a la vida, y que me invita a vivir para siempre con él en el cielo como parte de tu familia. Por lo que Jesús ha hecho, te pido que me perdones de mi pecado y me des la vida eterna. Por favor, guíame a una iglesia creyente en la Biblia donde pueda crecer como cristiano con otros que aman a Jesús. Amén.