Crueldad animal y libertad de expresión: Cuando los mundos chocan

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Título original:

Animal Cruelty and Freedom of Speech: When Worlds Collide

Contenido del libro:

Esta obra, fruto de la colaboración entre un abogado y un defensor de la protección de los animales, utiliza el extremadamente polémico y sonado caso del vídeo de aplastamiento, EE.UU. contra Stevens, para explorar cómo la sociedad estadounidense intenta equilibrar la protección de la libertad de expresión y la prevención de la crueldad contra los animales.

Partiendo del estudio pormenorizado de una única sentencia destacada, los autores ofrecen un estudio magistral de importantes cuestiones a las que se enfrenta la sociedad en el ámbito del bienestar animal. El caso Stevens incluía varios elementos candentes relacionados con el papel del gobierno como árbitro de la moralidad pública, incluidas las actitudes judiciales ante las desviaciones sexuales y las peleas de perros. Dado que es uno de los dos únicos casos de derechos de los animales que ha tratado el Tribunal Supremo de EE.UU., y el único caso en el que se debaten los intereses contrapuestos de la libertad de expresión y la crueldad con los animales, será un tema importante de debate en los cursos de derecho constitucional y de los animales en las próximas décadas.

El caso Stevens surgió de la primera condena en virtud del 18 USC 48 (Sección 48), una ley federal promulgada en 1999, que penalizaba la creación, venta y/o posesión de determinadas representaciones de crueldad animal. El Congreso de EE.UU. pretendía que el artículo 48 pusiera fin a la creación y el tráfico interestatal de representaciones de crueldad animal en las que se maltrata o incluso se mata a los animales como entretenimiento.

Los defensores del artículo 48 predijeron que su aplicación reportaría innumerables beneficios tanto a las personas como a los animales. Los detractores de la ley argumentaron que era demasiado amplia y que reprimiría la expresión protegida. Los detractores del artículo 48 parecieron imponerse cuando el Tribunal Supremo de EE.UU.

anuló la ley por considerarla inconstitucionalmente excesiva. Aunque se promulgó rápidamente una ley adaptada a las preocupaciones del Tribunal Supremo, la controversia sobre la libertad de expresión y la crueldad con los animales dista mucho de haber terminado.