Creo que veré cien batallas: Las cartas de la Guerra Civil del capitán Luther M. Wheeler, 77º de Voluntarios de Nueva York

Título original:

I Think I Shall See a Hundred Battles: The Civil War Letters of Captain Luther M. Wheeler, 77th New York Volunteers

Contenido del libro:

A las 4 de la madrugada del 12 de abril de 1861, el teniente confederado Henry S. Farley, al mando de una batería de dos morteros de asedio de 10 pulgadas, disparó el primer tiro contra la guarnición de la Unión en Fort Sumter. El proyectil estalló por encima del fuerte, bañando la desierta plaza de armas con fragmentos de hierro candente. Aquel proyectil marcó el comienzo de la sangrienta epopeya de la Guerra Civil estadounidense. Setecientos mil hombres, quizá más, murieron en combate, a causa de heridas o enfermedades. Además, 400.000 resultaron heridos y muchos de ellos vivieron el resto de sus vidas con brazos y piernas amputados. Muchos otros padecieron estrés postraumático y otras enfermedades psicológicas.

Cuatro meses después de presenciar personalmente la aplastante derrota del ejército yanqui en Bull Run, el congresista James B. McKean de Saratoga Springs, Nueva York, emitió una circular a sus electores en la que solicitaba la formación del Batallón de Bemis Heights, posteriormente designado 77º Infantería de Voluntarios del Estado de Nueva York. Electrizado por el espíritu de patriotismo que se extendió por Saratoga como un reguero de pólvora, y la determinación de unirse a la lucha para acabar con la "rebelión impía", Luther Miller Wheeler, de veintiún años, ofreció su ayuda a B. F. Judson del periódico The Saratogian para reclutar una compañía para el regimiento, a pesar de los severos recelos de su madre. Ella trató fervientemente de disuadir a Luther de "dar cualquier paso que pudiera separarlo de ella, pues le era más querido que su propia vida". Pero a las enérgicas protestas de su madre, Wheeler respondía invariablemente: "Alguien tiene que ir a ayudar a sofocar esta rebelión y yo no soy mejor que nadie para que se me excuse". Su madre cedió a regañadientes sólo cuando él declaró con firmeza: "Debes entregarme, como yo me he entregado".

I Think I Shall See a Hundred Battles es una recopilación comentada de las cartas que Luther M. Wheeler escribió durante la Guerra Civil. Su correspondencia de guerra incluía cartas a su madre, a sus hermanos Frank y Wendell, y a su hermana Abigail. En sus cartas, Luther presumía de su robusta salud y su aptitud para la vida militar y buscaba ansiosamente el ascenso a un rango superior. Escribió sobre la vida militar, la política del Norte, la estrategia de guerra de la Unión, el coraje y la valentía del soldado confederado, la carnicería de la batalla y las secuelas, la Proclamación de Emancipación, la esclavitud y los contrabandistas, los comandantes del Ejército, y luchó con el papel de la Providencia en la guerra. Wheeler también buscaba ansiosamente noticias de casa, especialmente de lo que hacían sus amigos y de quién cortejaba a quién.

Luther Wheeler se alistó en el servicio el 24 de septiembre de 1861, comisionado como primer teniente. El 12 de abril de 1862, fue ascendido a capitán de la compañía C. Wheeler vio batalla durante la Campaña de la Península de 1862, South Mountain, Antietam, Fredericksburg y la 2ª de Fredericksburg en 1863. Su última carta fue escrita el 2 de mayo de 1863 a su madre. Al día siguiente, el VI Cuerpo de la Unión cargó contra Marye's Heights. En la división de Albion Howe, el 77º de Nueva York asaltó la parte de Marye's Heights en Telegraph Hill. Dirigiendo a sus hombres colina arriba, Luther fue mortalmente herido, muriendo pocas horas después. Su muerte fue una pérdida terrible para los oficiales y hombres del regimiento. Más de 2.000 personas asistieron a la ceremonia de entierro en el cementerio de Greenridge. El coronel McKean pronunció las últimas palabras: "¡Capitán Wheeler! Mi heroico y joven amigo, no has muerto en vano. La bandera de tu país avanza hacia la victoria. La querida patria por la que pagaste el precio de tu preciosa vida aún será salvada. No, no has muerto en vano".