Puntuación:
El libro ofrece un examen bien documentado del pánico satánico de la década de 1980, destacando sus fundamentos culturales, psicológicos y sociales, al tiempo que detalla varios casos judiciales y el impacto en la sociedad. El libro invita a la reflexión y proporciona una comprensión global de un pánico moral que aún resuena hoy en día. Sin embargo, algunos lectores consideran que la narración es políticamente sesgada y carece de cohesión.
Ventajas:⬤ Bien documentado y escrito
⬤ narración atractiva
⬤ proporciona un contexto histórico y sociológico
⬤ destaca las consecuencias del pánico
⬤ rápido y perspicaz
⬤ sirve como cuento con moraleja sobre la histeria social.
⬤ Sesgo político percibido
⬤ algunos lectores lo encontraron mal organizado y falto de cohesión
⬤ partes del libro se atascan en detalles históricos
⬤ críticas sobre la dependencia de fuentes secundarias y la falta de nuevas ideas
⬤ algunos pensaron que perpetuaba creencias anticuadas sobre la terapia y el trauma.
(basado en 44 opiniones de lectores)
We Believe the Children: A Moral Panic in the 1980s
Un mejor libro de 2015 del Wall Street Journal
Un mejor libro del Boston Globe de 2015
Un retrato brillante e inquietante de los albores de las guerras culturales, cuando Estados Unidos empezó a desgarrarse con dudas, acusaciones descabelladas y un temor infundado por la seguridad de los niños.
Durante la década de 1980, en California, Nueva Jersey, Nueva York, Michigan, Massachusetts, Florida, Tennessee, Texas, Ohio y otros lugares, los trabajadores de guarderías fueron detenidos, acusados, juzgados y condenados por cometer horribles delitos sexuales contra los niños que cuidaban. Estos delitos, según los trabajadores sociales y los fiscales, habían pasado desapercibidos durante años, y consistían en una brutalidad y un sadismo que desafiaban todo lo imaginable. Los peligros de los servicios de canguro y las guarderías se convirtieron en una fijación de los medios de comunicación nacionales. De los muchos cientos de personas que fueron investigadas en relación con casos de abusos rituales y en guarderías de todo el país, unas 190 fueron acusadas formalmente de delitos, lo que dio lugar a más de 80 condenas.
Pasarían años antes de que la gente se diera cuenta de lo que los acusados habían dicho todo el tiempo: que estos procesamientos eran el producto de un brote de histeria colectiva de una década de duración, a la altura de los juicios por brujería de Salem. Los trabajadores sociales y los detectives emplearon técnicas de entrevista coercitivas que llevaron a los niños a decirles lo que querían oír. Los periodistas locales y nacionales avivaron el fuego promoviendo los aspectos salaces de las historias, mientras que los agresivos fiscales trataban de hacer carrera desenterrando un mal innombrable allí donde los padres más lo temían.
Richard Beck, redactor jefe de n+1, muestra cómo un grupo de legisladores, médicos, abogados y padres -la mayoría con las mejores intenciones- prepararon el terreno para un desastre cultural. El clima de miedo que rodeó a estos casos influyó en toda una serie de argumentos sobre las mujeres, los niños y el sexo. También impulsó un resurgimiento cultural de la derecha que, en muchos aspectos, continúa hasta nuestros días.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)