Corea del Norte invade el Sur: A través del Paralelo 38, junio de 1950

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Título original:

North Korea Invades the South: Across the 38th Parallel, June 1950

Contenido del libro:

Cuando el mundo contuvo la respiración...

Han pasado más de 25 años desde el final de la Guerra Fría. Comenzó hace más de 75 años, en 1944 -mucho antes de que los últimos disparos de la Segunda Guerra Mundial resonaran en los páramos de Europa del Este-, con la brutal Guerra Civil griega. Las líneas de batalla ya no están trazadas, pero perduran, involuntariamente o no, en zonas de conflicto como Siria, Somalia y Ucrania. En la era de los AK-47 y los misiles balísticos intercontinentales fabricados en serie, uno de esos puntos álgidos fue Corea...

Sin previo aviso, a las 4.00 de la madrugada del 25 de junio de 1950, la artillería norcoreana lanzó un intenso bombardeo sobre la península de Ongjin, seguido cuatro horas más tarde por una masiva ofensiva blindada, aérea, anfibia y de infantería contra la mal concebida «frontera» de posguerra que era la línea 38 norte de latitud. A las 11. 00 a. m., Corea del Norte emitió una declaración de guerra contra la República de Corea. Tres días después, la capital surcoreana, Seúl, cayó.

El ataque a Corea deja claro más allá de toda duda que el comunismo ha ido más allá del uso de la subversión para conquistar naciones independientes y ahora utilizará la invasión armada y la guerra». Una semana después de su reacción a la invasión norcoreana, el presidente estadounidense Harry S. Truman, en cumplimiento de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, nombró a ese emblemático veterano de la Segunda Guerra Mundial, el general Douglas MacArthur, comandante en jefe de las fuerzas en Corea.

Esta publicación, la primera de una serie de seis volúmenes sobre la Guerra de Corea, examina aquellos fatídicos primeros días de junio de 1950 que cimentarían el antagonismo norte-sur hasta nuestros días, en los que el Estado paria que es la Corea del Norte comunista parece ser una amenaza cada vez mayor para una paz mundial ya de por sí endeble.