Convertirse en el sonido de las abejas

Título original:

Becoming the Sound of Bees

Contenido del libro:

Este libro comienza escuchando a las abejas, y no oye ninguna, el oyente es algo así como una pupa en un capullo en las primeras páginas. Los panales no empiezan como fuentes de dulzura y luz swiftianas, sino como fangos de abatimiento. Las propias abejas, inicialmente silenciosas, arden como el fuego en la hoguera. La colmena es la sombra de la muerte, llena de pulgas de arena que sustituyen a los insectos deseados, junto con ácaros "scrubitch", orugas Hércules y moscas: bolitas electrocinéticas que motean / paredes en blanco. El planeta y su atmósfera, así descabezados, se convierten en un único organismo cuya superficie se llena de restos flotantes, desechos y costras que se reencarnan en pececillos de plata. Las entrañas de la Tierra están formadas por más colmenas que se alimentan de arácnidos, microbios y células individuales que Vincenz cultiva hasta convertirlas en dinosaurios.

Tenemos antiguas culturas humanas que se organizaban como colmenas: .. los cucuteni, que incineraban sus propias casas antes de seguir vagando... tribus Bajau Laut de Semporna que construyeron sus hogares en arrecifes de coral en el océano. Y ese océano asentado, como siempre en Vincenz, está cerca. Es el cosmos opuesto, de nuevo no un mundo social de insectos, sino zumbando con peces, no en bancos, no en manadas, sino singularmente solos como nosotros. Sin embargo, la soledad completa no es nuestra suerte, porque la orilla del mar está habitada por una figura notable: el playero Iván con su cinturón de cuerdas harapientas. Este personaje es recurrente a lo largo de Convertirse en el sonido de las abejas, dándole sentido, o sin sentido, a todo: gritando azul al mar, desafiando los metales pesados de esa otra criatura social que es la ostra encamada, con los ojos llorosos mientras observa la colmena humana contaminada de la ciudad. Este nuevo libro de Marc Vincenz, a fuerza de innumerables invenciones, zumba más alto y más bello que cualquiera de las colonias de nuestro mundo que se derrumban.

Tom Bradley.