Conversaciones con John Cheever

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Título original:

Conversations with John Cheever

Contenido del libro:

En esta colección de treinta entrevistas recopiladas por el biógrafo de John Cheever, éste pasa de una reticencia caballerosa en las primeras a comentarios francos sobre diversos temas en las últimas. Este autor admirablemente elocuente de The Wapshot Scandal, Bullet Park, Falconer y muchos relatos del New Yorker da respuestas que satisfacen a los curiosos, aunque la expresión de sus opiniones está muy bajo su control. Cheever, el conversador, al igual que su ficción, está siempre en buena forma, siempre respetado por su expresión y su arte.

Durante la mayor parte de sus cincuenta años de carrera, Cheever se mostró inusualmente reticente sobre sí mismo. Solía decir que no tenía una imagen pública ni deseaba cultivarla. Cuando los periodistas curiosos invadían su zona suburbana de Westchester, eludía sus preguntas llevándolos de excursión con sus mejores galas o intentando emborracharlos.

Cheever experimentó un cambio notable en la primavera de 1975, cuando dejó de beber. Con su liberación del alcohol llegó una energía renovada y un sentido revitalizado de la importancia de su trabajo y del público al que se dirigía. Ahora Cheever se mostraba casi sorprendentemente abierto al hablar con otros escritores, con entrevistadores profesionales de revistas, periódicos, radio y televisión, y con casi cualquier persona que le pidiera una hora de su tiempo. Ahora hablaba con entusiasmo sobre el proceso y el propósito de su escritura y sobre los detalles de su vida privada.

En estas últimas entrevistas, Cheever se despojó de su reserva yanqui y habló con franqueza sobre su alcoholismo, su matrimonio e incluso su orientación sexual. Los reporteros le sacaron a relucir prácticamente todos los temas bajo el sol, incluida la religión (voy a la iglesia porque la oración parece contener ciertos niveles de gratitud y aspiración que no conozco otra forma de expresar) y la política. Defendió los suburbios, su medio literario, contra las acusaciones habituales de conformismo y aburrimiento.

En cuanto a la variedad y el alcance de los temas tratados, es difícil concebir entrevistas más interesantes que las que Cheever concedió en la trastienda, pues tenía algo que decir y lo dijo con la gracia y el ingenio del narrador nato.