Construir la Ciudad de Dios: Vivir como católicos en una era secular

Opiniones de los lectores

El libro presenta una perspectiva cristiana tradicional sobre cuestiones sociales, económicas y políticas, y critica las desviaciones de la sociedad estadounidense moderna respecto a estas enseñanzas. Ha suscitado críticas dispares: algunos elogian su perspicaz análisis y su claridad, mientras que otros critican su estrechez de miras y la arrogancia que se percibe en él.

⬤ Excelente análisis de las enseñanzas cristianas aplicadas a los problemas modernos
⬤ bien escrito y claro
⬤ inspiró a los lectores a explorar las perspectivas católicas
⬤ crítica exhaustiva y ecuánime
⬤ ideas prácticas.

⬤ El giro brusco hacia temas financieros resulta discordante
⬤ carece de hilo conductor y tiene una edición descuidada
⬤ tono condescendiente
⬤ enfoque estrecho en temas menos relevantes
⬤ percibido como anticuado, sexista y homófobo.

(basado en 9 opiniones de lectores)

Título original:

To Build the City of God: Living as Catholics in a Secular Age

Contenido del libro:

¿Es el hombre un individuo aislado, voluntarista y autónomo, como quiere la modernidad? ¿O está sometido a órdenes naturales, sociales y trascendentes? Mucho se ha escrito desde la Rerum Novarum de 1891 sobre las líneas generales del pensamiento social, económico y político católico, pero lo que los católicos necesitan hoy es una guía segura sobre cómo vivir estos principios en su vida cotidiana.

Con este fin, Construir la ciudad de Dios, de Brian McCall, responde con capítulos sobre el matrimonio y la familia, la vestimenta, la educación, los beneficios y la riqueza, la deuda, la política en la era de Obama, y mucho más. El mundo moderno ha erigido un monstruoso edificio sobre falsos principios que, por su propio nilhilismo intrínseco, está hueco hasta la médula.

Con el tiempo, debe derrumbarse, y así, con claridad y perspicacia, el autor señala el camino para que los católicos vivan siempre bajo el reinado de Cristo; y para llevar su realeza a un mundo cada vez más desesperado por el único Camino que realmente puede unirnos en solidaridad temporal y comunión trascendente.