Puntuación:
El libro «How It Looks Going Back» evoca nostalgia y admiración entre los lectores, sobre todo entre los que tienen vínculos con el valle del Yaak. A través de una narración atractiva, explora las experiencias de una familia que vivía aislada en un entorno rural durante las décadas de 1940 y 1950, destacando tanto las aventuras como los retos a los que se enfrentaban. Aunque muchos lectores encontraron el libro conmovedor y cercano, un crítico describió su experiencia como monótona.
Ventajas:⬤ Una narración atractiva y nostálgica que evoca recuerdos entrañables a quienes conocen el valle del Yaak.
⬤ Capta la esencia de la vida rural y el sentido de comunidad.
⬤ Las descripciones de la zona son vívidas y auténticas, lo que hace que los antiguos residentes se sientan identificados.
⬤ Los personajes son memorables, con humor y amor entretejidos a lo largo de la narración.
⬤ Muchos lectores lo recomiendan encarecidamente por su descripción agradable y sincera de la vida fuera de la red.
⬤ Un crítico encontró el libro aburrido y falto de emoción.
⬤ Algunos lectores señalaron algunas inexactitudes en los detalles de los acontecimientos descritos.
(basado en 28 opiniones de lectores)
How It Looks Going Back: Growing Up in the Montana Woods
En 1949, en un descanso del ajetreo de San Diego tras la II Guerra Mundial, la familia Knowles se fue de acampada a Canadá. En dirección a casa, a través de la región del río Yaak, en el noroeste de Montana, encontraron una cabaña de madera de dos dormitorios y piso y medio en un pequeño lago.
No había ni electricidad ni fontanería. El acceso era por un camino de tierra, lento en el mejor de los casos y dudoso durante los largos y duros inviernos. Darwin Knowles veía una vida tranquila, y su aventurera esposa Marilyn estaba de acuerdo. Dee (por Doris), su hija de tercer grado, podría ir a la escuela de una sola aula, y Bob (por Barbara), de tres años, tendría un lugar seguro para jugar. Entusiastas pero ignorantes de la vida en la naturaleza, la familia se mudó ese otoño, trabajando juntos para cocinar y calentarse con leña, cazar y pescar para comer, acarrear agua y lavar la ropa a mano.
Se quedaron seis años, durante los cuales nació su hijo Stevie. Dee recuerda su infancia en «el Yaak» con extravagantes vecinos, aventuras de niñas en edad de crecer, una fauna enorme y diminuta y, sobre todo, una familia cariñosa. Como ella misma escribe: «Fue una época acogedora, aterradora, dolorosa, hilarante, peligrosa, interesante y grandiosa, y la más divertida que he tenido nunca. «.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)