Puntuación:
Las reseñas de los tratados evangélicos son abrumadoramente positivas, lo que pone de relieve su utilidad para difundir el mensaje cristiano. Los usuarios aprecian el contenido conciso, la rentabilidad y la facilidad de distribución. Sin embargo, algunos usuarios expresan su preocupación por la falta de transparencia en cuanto al contenido interno antes de la compra y unos pocos mencionan su desagrado por el hecho de que el nombre del autor aparezca en un lugar destacado.
Ventajas:⬤ Transmite eficazmente el mensaje del Evangelio.
⬤ Compactos y fáciles de llevar, lo que los hace cómodos para su distribución.
⬤ Redacción clara y concisa, fácil de entender.
⬤ Rentables en comparación con otros tratados evangélicos.
⬤ Se pueden utilizar de forma creativa en diversos entornos (por ejemplo, ir de compras, salir a cenar, Halloween).
⬤ Muchos usuarios reportan experiencias positivas al repartirlos.
⬤ Algunos usuarios desearían poder leer el contenido antes de comprarlo.
⬤ Algunos críticos consideran que el nombre del autor distrae o es innecesario.
⬤ Una reseña negativa lo compara con la ficción, lo que sugiere que algunos pueden encontrarlo menos creíble.
(basado en 25 opiniones de lectores)
How Can We Know We'll Go to Heaven? (Pack of 25)
¿CÓMO PODEMOS SABER QUE IREMOS AL CIELO?
Una encuesta reciente indicaba que por cada estadounidense que cree que irá al infierno, hay 120 que creen que irán al cielo.
Este optimismo contrasta con las palabras de Jesucristo escritas en la Biblia: "Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. En cambio, estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran" (Mateo 7:13-14).
La verdad es que, según la Biblia, no vamos automáticamente al cielo. De hecho, el infierno -no el cielo- es nuestro destino por defecto. A menos que nuestro problema de pecado se resuelva de una vez por todas, no podemos entrar en el cielo. Esa es la mala noticia.
Pero una vez que eso está claro en nuestras mentes, estamos listos para escuchar las buenas noticias de Jesucristo. Jesús tomó sobre sí, en la cruz, el infierno que merecemos para que pudiéramos experimentar por la eternidad el cielo que no merecemos.
LAS DOS ÚNICAS OPCIONES
Hay dos destinos posibles cuando morimos: el cielo o el infierno. ¿Podemos saber de antemano adónde iremos? Juan, uno de los escritores de la Biblia, dijo lo siguiente: "Os escribo esto a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Juan 5:13).
Podemos estar seguros de que iremos al cielo cuando muramos. ¿Y tú?
Pecar significa no estar a la altura de las santas normas de Dios. El pecado fue lo que acabó con el paraíso en el Jardín del Edén. Y todos nosotros, como Adán y Eva, somos pecadores. "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). El pecado nos separa de una relación con Dios (Isaías 59:2) y nos engaña y nos hace pensar que lo malo es bueno y lo bueno malo (Proverbios 14:12). El pecado tiene consecuencias terribles, pero Dios nos ha dado una solución: "Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva gratuita de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:23).
Jesucristo, el Hijo de Dios, nos amó tanto que dejó las riquezas del cielo para hacerse hombre y librarnos de nuestro pecado. "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3,16). Vino a identificarse con nosotros en nuestra humanidad y nuestra debilidad, pero lo hizo sin mancharse con nuestro pecado, nuestro autoengaño y nuestras faltas morales (Hebreos 4:15-16). Jesús murió en la cruz como el único digno de pagar la pena por nuestros pecados exigida por la santidad de Dios: "Por nosotros, Dios hizo pecado a Jesús, que no conoció pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (2 Corintios 5:21). Pero en victoria sobre la muerte, Dios resucitó a Jesús de la tumba, venciendo las consecuencias del pecado (1 Corintios 15:3-4, 54-57).
Cuando Cristo murió en la cruz por nosotros, dijo: "Consumado es" (Juan 19:30). En aquellos tiempos se solía escribir "Consumado es" en los certificados de deuda cuando se cancelaban. Significaba "Pagado por completo". Cristo murió para que el certificado de deuda que consistía en todos nuestros pecados pudiera marcarse de una vez por todas "Pagado por completo".
LA DECISIÓN CRÍTICA
Sólo cuando nuestros pecados son tratados en Cristo podemos entrar en el cielo.
No podemos pagar nuestro propio camino. Jesús dijo: "Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). "En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). Gracias a la muerte sacrificial de Jesucristo en la cruz por nosotros, Dios nos ofrece gratuitamente el perdón.
Para ser perdonados, debemos reconocer nuestros pecados y arrepentirnos de ellos. El perdón no es automático. Está condicionado a la confesión: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9). Cristo ofrece a todos los dones del perdón, la salvación y la vida eterna. "Que venga el que tenga sed.
El que quiera, tome el agua de la vida sin precio" (Apocalipsis 22:17).
No hay ninguna obra justa que podamos hacer que nos gane un lugar en el cielo (Tito 3:5). Venimos a Cristo con las manos vacías. No podemos atribuirnos el mérito de la salvación. "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe. Y esto no es obra vuestra.
Es don de Dios, no resultado de las obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9). Este don no se puede conseguir, ganar o lograr. Depende únicamente del generoso sacrificio de Cristo en nuestro favor.
Ahora es el momento de hacer las cosas bien con Dios. Confiesa tu pecado y acepta el sacrificio de Jesucristo en tu favor.
Estás hecho para una persona y un lugar. Jesús es la persona, y el cielo es el lugar. Son un paquete... vienen juntos. No puedes obtener el cielo sin Jesús o Jesús sin el cielo. "Buscad al Señor mientras puede ser hallado.
Invóquenlo mientras está cerca" (Isaías 55:6). Por toda la eternidad te alegrarás de haberlo hecho.
Si entiendes lo que Dios ha hecho para que el perdón y la vida eterna sean posibles para ti, tal vez quieras expresarlo con palabras como éstas: "Querido Señor, confieso que no estoy a la altura de tu norma perfecta. Gracias por enviar a Jesús a morir por mis pecados. Ahora confío en Él como mi Salvador. Gracias por tu perdón y el don de la vida eterna".
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)