Cómo demostrar que Dios existe: Escritos y reflexiones de Mortimer J. Adler sobre Dios

Opiniones de los lectores

El libro explora la posibilidad de demostrar la existencia de Dios al tiempo que sugiere que probar la benevolencia de Dios requiere fe. Combina argumentos eficaces con aportaciones de expertos, aunque la última mitad refrito de trabajos anteriores.

Argumentos perspicaces sobre la existencia de Dios, comunicación eficaz de ideas complejas, aportaciones de expertos en la materia y contenido bien organizado.

La segunda mitad del libro repite escritos anteriores, lo que puede resultar menos atractivo para algunos lectores.

(basado en 6 opiniones de lectores)

Título original:

How to Prove There Is a God: Mortimer J. Adler's Writings and Thoughts about God

Contenido del libro:

Una de las grandes tareas de la ilustre vida de Mortimer Adler fue su búsqueda de una prueba irrefutable de la existencia de Dios.

Adler creía que su búsqueda había tenido éxito. Adler pasó años estudiando las pruebas clásicas de la existencia de Dios, especialmente las Cinco Vías de Aquino, y encontró defectos en todas ellas, tal y como se entendían convencionalmente.

Pero pensó que algunas de ellas contenían ideas que, si se desarrollaban adecuadamente, podían mejorarse, y siguió buscando una prueba satisfactoria y lógicamente irrefutable. Hacia finales de los años setenta, creyó haber llegado a esa prueba, que presentó en su obra histórica Cómo pensar en Dios (1980). En los escritos reunidos en Cómo demostrar que Dios existe, Adler nos ofrece su enfoque de la cuestión de la existencia de Dios de forma fresca y popular.

Defiende su postura frente a los críticos, tanto creyentes como escépticos. El libro incluye una transcripción de una de las apariciones de Adler en el programa Firing Line de William Buckley, la reveladora entrevista de Adler con Edward Wakin, el intercambio de opiniones sobre teología natural entre Adler y Owen Gingerich, y el elocuente argumento de John Cramer de que la tendencia de la cosmología moderna respalda las primeras luchas de Adler con la cuestión de la existencia de Dios.