El diseño arquitectónico es, incluso en su fase embrionaria, un proceso condensador de pensamientos.
Lo más probable es que no podamos conocer estos pensamientos, pero sin duda podríamos sentirlos Pendientes de la intensidad del calor -nuestra pasión- de la fase de destilación, de la paciencia y la precisión de este acto traductor -del espíritu a la materia-, nuestro diseño podría adquirir la cualidad más codiciada, la atemporalidad.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)