Claudio Guerra: matar e queimar

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Contenido del libro:

Elegir a Claudio Antônio Guerra como personaje en las páginas de un libro no fue una elección fácil. De hecho, el azar pesó mucho en la decisión.

Había materia prima, almacenada, por exponer. Hacerlo público solo se convirtió en una acción cuando su figura adquirió concreción histórica el 31 de julio de 2019, fecha en la que el Ministerio Público Federal de Río de Janeiro decidió que sus confesiones sobre el destino de los cuerpos de 12 «desaparecidos políticos» del período de la dictadura (1964/1985) eran «verdaderas». De hecho, cada vez que tengo que escribir estas fechas, me resisto.

En mi opinión, la dictadura duró hasta 1989, cuando elegimos al primer presidente por sufragio directo. Lo que marca 1985 es el final del régimen militar.

El comienzo de la «transición», que nos quitó el derecho a gritar en las calles nuestra alegría por la muerte de la opresión. Aquí en Brasil, digerimos la transmutación poco a poco, vía Colegio Electoral y voto indirecto.

De haber sido aprobado en la madrugada del 25 de abril de 1984 - cuando fue derrotada la enmienda «Diretas Já» (Elecciones Directas Ahora) -, uno de los más bellos movimientos cívicos de la historia reciente, habríamos tenido un día de júbilo, como los chilenos durante la victoria del «NO» - el 5 de octubre de 1988 - que desalojó al dictador Augusto Pinochet del Palacio de La Moneda.