Hoy Satanás está muy enojado y está trabajando audazmente para destruirnos a nosotros y a todas las cosas buenas que Dios ha creado. No debemos escuchar a Satanás.
Debemos creer en el Señor Jesucristo y convertirnos en sus compañeros. Y podremos vencer al enemigo con su fuerza. Jesús dejó el cielo y bajó a la tierra para destruir las obras de Satanás.
Satanás utilizó todos los medios para hacer fracasar a Jesús.
Pero no fue Jesús quien fracasó. Satanás fue el que falló.
Jesús obedeció a Dios hasta la cruz. Y con su muerte destruyó el poder de Satanás y nos liberó de la esclavitud de esta criatura maligna. Hagámonos, pues, compañeros del Señor Jesucristo en la destrucción de las obras de Satanás.
Muy pronto, Satanás no tendrá escapatoria. Será castigado. Dios arrojará a Satanás al lago de fuego.
Y allí sufrirá horriblemente día y noche para siempre. (Apocalipsis 20.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)