Puntuación:
El libro ofrece una perspectiva desde dentro de la política y la reforma de la educación STEM, combinando anécdotas personales con contenidos informativos. Recoge el viaje del autor en la actualización del Plan Estratégico Nacional STEM, ofreciendo ideas sobre las complejidades de la política de Washington y la importancia del bipartidismo en la educación.
Ventajas:⬤ Narrativa atractiva y bien escrita
⬤ ofrece valiosas perspectivas sobre la política STEM
⬤ combina el humor con un contenido serio
⬤ aborda la importancia del bipartidismo
⬤ adecuado tanto para los responsables de la política educativa como para los lectores en general interesados en STEM.
⬤ Algunos lectores pueden encontrar el contexto político y los detalles abrumadores
⬤ el enfoque en experiencias específicas puede no atraer a todos los públicos
⬤ potencial para un atractivo nicho para aquellos específicamente interesados en la política educativa.
(basado en 5 opiniones de lectores)
Charting a Course for American Education: from out on a limb at the executive branch
Resulta que se puede ser honesto y modesto y tener éxito en Washington; sólo hay que no quedarse demasiado tiempo.
Un académico apolítico, un desconocido, es nombrado a la Casa Blanca para asesorar a la administración sobre la educación STEM, un tema ausente de interés para el presidente. Hasta que empieza a acumular admiradores y cobra impulso. Una contratación por necesidad desinteresada -un mero acto de cumplimiento con el Congreso- se convierte en un personaje fundamental triangulado entre un Ala Oeste centrado en la mano de obra, unas agencias federales que guardan ferozmente su independencia y una corriente nacional -de hecho, un movimiento emergente- desesperada por una Estrella del Norte.
Los viajes de Gulliver por el país de la burocracia comienza de forma bastante benigna. Los sistemas educativos de Estados Unidos deben responder a las necesidades de la industria y, por tanto, de la economía, y producir más científicos, tecnólogos, ingenieros, matemáticos y profesionales afines, según declaró el Congreso en 2010. La oficina de política científica y tecnológica de la Casa Blanca recibió el encargo de redactar un plan estratégico y actualizarlo cada cinco años. El primero salió en 2013 y expiraba en 2018. La administración Trump estaba en el ajo, pero a partir de 2017, no estaba en el radar de nadie.
Presionada y acosada por el Capitolio, la Administración investigó quién era quién en STEM y contrató a un funcionario estatal para la tarea federal. Con poco tiempo, ajeno a la polaridad política, sin ataduras a las tradiciones del cinturón y sin dejarse amedrentar por los saboteadores, el ciudadano del Medio Oeste abrió nuevos caminos sobre cómo puede funcionar D. C. a la hora de establecer la política educativa.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)