Catolicismo evangélico: Reforma profunda en la Iglesia del siglo XXI

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Título original:

Evangelical Catholicism: Deep Reform in the 21st-Century Church

Contenido del libro:

La Iglesia católica se encuentra en el umbral de una nueva y audaz era en sus dos mil años de historia. Mientras baja el telón de la Iglesia definida por la Contrarreforma del siglo XVI, se alza el telón del catolicismo evangélico del tercer milenio: una forma de ser católico que procede de más de un siglo de reforma católica; una renovación centrada en la misión, perfeccionada por el Concilio Vaticano II y expresada con fuerza por el Beato Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI.

El catolicismo evangélico del futuro, centrado en el Evangelio, enviará cada día a todo el pueblo de la Iglesia al territorio de la misión, un territorio cada vez más definido en Occidente por el aburrimiento espiritual y el secularismo agresivo. Enfrentándose tanto a estos retos culturales como a las sombras proyectadas por la reciente historia católica, el catolicismo evangélico proclama sin complejos el Evangelio de Jesucristo como la verdad del mundo. También moldea discípulos que dan testimonio de fe, esperanza y amor por la calidad de sus vidas y la nobleza de sus aspiraciones. Así, el catolicismo del siglo XXI y del futuro será una contracultura formadora de cultura, que ofrecerá a todos los hombres y mujeres de buena voluntad una alternativa profundamente humana al ensimismamiento asfixiante de la postmodernidad.

Basándose en treinta años de experiencia en todo el mundo católico, desde sus parroquias más humildes hasta sus más altos niveles de autoridad, George Weigel propone una profundización de la reforma católica basada en la fe e impulsada por la misión que afecta a todas las facetas de la vida católica: desde el episcopado y el papado hasta el sacerdocio y la vida consagrada; desde la renovación de la vocación laica en el mundo hasta la redefinición del compromiso de la Iglesia con la vida pública; desde la liturgia hasta la vida intelectual de la Iglesia. Tanto los católicos laicos como el clero deberían aceptar el reto de este momento único en la historia de la Iglesia, exhorta Weigel. La mediocridad no es una opción, y todos los católicos, independientemente de su posición en la vida, están llamados a vivir la vocación evangélica en la que fueron bautizados: sin compromiso, pero con la alegría, el coraje y la confianza que viene de vivir a este lado de la Resurrección.