Puntuación:
El libro de Vivek Ramaswamy ofrece un examen crítico de la influencia de los principales gestores de activos -BlackRock, Vanguard y StateStreet- en el sistema financiero estadounidense y analiza las implicaciones de la inversión ESG (Environmental, Social, and Governance). Muchos lectores lo consideraron esclarecedor, con valiosas reflexiones sobre las complejidades del mundo financiero y la agenda política en torno a la inversión. Sin embargo, algunos críticos consideraron que algunas partes eran difíciles de digerir y potencialmente tendenciosas.
Ventajas:⬤ Informativo y sugerente
⬤ bien escrito e interesante
⬤ proporciona un análisis profundo del movimiento ESG
⬤ pone de relieve la influencia política de los principales gestores de activos
⬤ presenta conceptos de sentido común poco comunes
⬤ empodera a los inversores minoristas preocupados por el gobierno corporativo.
⬤ Difícil de leer para quienes no estén interesados en las finanzas
⬤ algunos críticos señalaron que podría resultar repetitivo
⬤ la percepción de parcialidad o condena moral podría restar objetividad
⬤ diversos niveles de apoyo de los lectores a las opiniones políticas del autor.
(basado en 18 opiniones de lectores)
Capitalist Punishment: How Wall Street Is Using Your Money to Create a Country You Didn't Vote for
Un cártel de Wall Street se ha hecho silenciosamente con el control de la economía estadounidense y está obligando a gobiernos y empresas a someterse a su agenda política, utilizando tu dinero para ello.
Tres empresas de Wall Street han amasado silenciosamente más dinero que Jeff Bezos, Elon Musk, Andrew Carnegie y John Rockefeller juntos. Pero el dinero ni siquiera es suyo. Estos gestores de activos han acumulado todo su poder a través de "fondos pasivos", ya que la mayoría de los inversores ya no creen que alguien pueda elegir acciones de forma fiable. Sin embargo, las Tres Grandes han decidido que, en su lugar, pueden elegir con fiabilidad las políticas sociales adecuadas.
Como revela el empresario Vivek Ramaswamy, los resultados son todos malos y están llegando a todos los rincones de la economía. Obligan a las empresas estadounidenses a adoptar "auditorías de equidad racial" y "límites a las emisiones" mientras apoyan atrocidades contra los derechos humanos en China. Coaccionan a las empresas occidentales para que produzcan menos petróleo mientras trasladan la producción a lugares más sucios como Rusia. Permiten que empresas como FTX se jacten de su buena gestión mientras se hunden como un castillo de naipes. Cobran elevadas comisiones a los pequeños inversores por los denominados fondos sostenibles, que en la práctica son idénticos a los fondos indexados de menor comisión.
Lo peor de todo es que se les celebra como héroes, al menos hasta ahora. Castigo capitalista levanta el velo sobre los mayores incumplimientos fiduciarios, abusos antimonopolio y violaciones de la Primera Enmienda del siglo XXI, fechorías que se esconden a plena vista.
Esto no es sólo una amenaza para el capitalismo. Es una amenaza para el propio autogobierno democrático. Castigo capitalista es un tour de force educativo fácil de seguir para todos los participantes en los mercados financieros, lo que, para sorpresa de la mayoría de los estadounidenses, incluye a casi todos ellos.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)