Carrera a través del Atlántico: El vuelo sin escalas récord de Alcock y Brown

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 18 votos.

Título original:

Race Across the Atlantic: Alcock and Brown's Record-Breaking Non-Stop Flight

Contenido del libro:

Era martes, 15 de julio de 1919, y para los habitantes de Clifden, en la costa oeste de Irlanda, no iba a ser un día normal. Justo antes de las 08.40 horas. 40 horas, descendiendo de la oscuridad, llegó un gran avión bimotor alineándose para la aproximación final. Uno o dos curiosos reconocieron enseguida el peligro, ya que se trataba de una zona de pantanos blandos, pero sus intentos de alertar al piloto fueron en vano.

El avión empezó a hundirse y, con un chirrido, se detuvo repentinamente, levantando la cola en el aire. Aturdidos y con la cabina llena de combustible, los dos tripulantes salieron a toda prisa, agarrando lo que pudieron. Tras un vuelo de 16 horas y 28 minutos, el capitán John Alcock y el teniente Arthur Whitten-Brown habían ganado la carrera por ser los primeros en cruzar el Atlántico sin escalas.

Fue un duro final para una carrera que comenzó en abril de 1913, cuando Lord Rothermere, filántropo de la aviación y propietario del Daily Mail, ofreció un premio de 10.000, aproximadamente el equivalente a 1.000.000 de dólares en dinero de hoy, al "aviador que primero cruce el Atlántico en un avión en vuelo desde cualquier punto de los Estados Unidos de América, Canadá o Terranova a cualquier punto de Gran Bretaña o Irlanda en 72 horas ininterrumpidas".

Ilustrado con numerosas fotografías únicas, este libro narra la historia de la carrera, retrasada casi seis años por la Primera Guerra Mundial. Se inscribirían muchos aviones, pero pocos llegarían a despegar. Los equipos se enfrentaron a grandes dificultades a la hora de prepararse para el reto de cruzar uno de los tramos de océano más hostiles de la Tierra.

Los autores no sólo relatan fracasos y dificultades técnicas, sino también la intensa frustración de esperar la ventana meteorológica perfecta. E incluso cuando por fin despegaron, el vuelo de Alcock y Brown estuvo a punto de terminar en desastre en varias ocasiones, ya que las condiciones meteorológicas casi conspiraron para arrojarles a las grises y frías aguas del Atlántico y a una muerte casi segura.