Puntuación:
Buenas noches, dulce es un libro de memorias profundamente emotivo escrito por Leah Stanley en el que comparte su experiencia como joven cuidadora de sus abuelos enfermos de demencia. El libro ofrece una visión cercana de los retos y los triunfos del cuidado de los abuelos, haciendo hincapié en temas como el amor, la fe y la resiliencia. Combina anécdotas personales con consejos prácticos, con el objetivo de ofrecer apoyo y comprensión a cualquiera que se enfrente a responsabilidades de cuidado similares.
Ventajas:El libro es muy fácil de contar y emocionalmente atractivo, y proporciona orientación práctica para los cuidadores. La narración de Leah es cautivadora y sincera, por lo que resulta difícil dejarlo. Los lectores aplauden la infusión de humor, autenticidad y fe a lo largo de su viaje, resonando bien con aquellos en situaciones similares. Constituye un valioso recurso para las personas que se inician en el papel de cuidador y ofrece aliento y apoyo.
Desventajas:No hay quejas significativas en las reseñas. Sin embargo, algunos lectores pueden encontrar el contenido emocional pesado y requieren una inversión emocional para apreciar plenamente el viaje de Leah.
(basado en 20 opiniones de lectores)
Goodnight, Sweet: A Caregiver's Long Goodbye
Cuidar a seres queridos con Alzheimer y demencia.
Tenía veintinueve años. Llevaba casada apenas ocho meses. De repente, sus queridos abuelos necesitaron su ayuda. Equipada únicamente con los documentos proporcionados por su abogado, Leah Stanley navegó por Medicare y Medicaid en la oscuridad de la ignorancia, abriéndose camino por el enmarañado camino de proporcionar cuidados a sus abuelos, que padecían Alzheimer y una forma no especificada de demencia, respectivamente.
En Goodnight, Sweet, Leah explora el mundo del cuidado de ancianos, donde descubrió que tomar la decisión correcta en nombre de otra persona no siempre era una elección obvia, y por el camino descubrió que no todos los miembros de la familia compartían su visión de amar a las personas que necesitaban cuidados, sino que estaban deslumbrados por la noción de herencia. A veces no pudo sostenerse más que sobre la fe en Jesucristo, pero Leah superó un día difícil tras otro, hasta que finalmente pudo mirar atrás y darse cuenta de que Jesús había permanecido exactamente donde dijo que lo haría: llevándola a través de las aguas oscuras para que pudiera sobrevivir al indescriptible mundo de una cuidadora.
«Lámpara es a mis pies tu palabra, lumbrera a mi camino». (Salmo 119:105)
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)