Bosquejo de la historia de los Caballeros Templarios: Ilustrado

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Título original:

Sketch of the History of the Knights Templars: Illustrated

Contenido del libro:

Los Caballeros Templarios se han asociado a leyendas sobre secretos y misterios transmitidos a los selectos desde la antigüedad. Su perspicacia financiera, su destreza militar y su labor en favor del cristianismo durante las Cruzadas siguen circulando por la cultura moderna. Se formaron a principios del siglo XII para proteger a los peregrinos a Jerusalén de los musulmanes. Esta gran organización de cristianos devotos durante la época medieval sirvió poderosamente a las naciones de Europa en las Cruzadas. Por desgracia, con el tiempo se hicieron demasiado ricos y poderosos y, a mediados del siglo XIV, el apoyo a la orden se desvaneció. Este libro describe el inmoral plan del rey francés Felipe IV y del papa Clemente V para arrestar y juzgar por herejía a muchos templarios (como Jaime de Molay, el último Gran Maestre). Pero la persecución de los Templarios en el siglo XIV no cierra la historia de la Orden.

Porque, aunque los Caballeros fueron espoliados, la Orden no fue aniquilada. James Burnes examina sus comienzos, su fin y su legado.

Edición LARGE PRINT con ilustraciones y completas notas a pie de página.

Extracto: "Fue en el año 1119, el vigésimo del dominio cristiano en Siria, cuando nueve caballeros piadosos y valientes, la mayoría de los cuales habían sido compañeros de Godofredo de Bouillon, formaron una asociación, cuyo objeto era proteger y defender a los peregrinos en sus visitas a los lugares santos. Estos Caballeros, de los cuales los dos principales eran Hugo de Payens y Godofredo de St. Omer, juraron, en honor de la dulce Madre de Dios, unir el Monacato y la Caballería.

Su piadoso designio obtuvo la cálida aprobación del Rey y del Patriarca, y en manos de este último hicieron los tres votos ordinarios de pobreza, castidad y obediencia.

Y un cuarto, de combatir sin cesar contra los paganos, en defensa de los peregrinos y de Tierra Santa.

Y se obligaron a vivir según la regla de los cánones de San Agustín, en Jerusalén. El Rey les asignó como morada una parte de su palacio, que se encontraba cerca de donde había estado el Templo del Señor. Él y sus barones contribuyeron a su sustento, y el abad y los canónigos del Templo les asignaron para la custodia de sus armas y revistas la calle entre éste y el palacio real, y de ahí tomaron el nombre de soldados del Templo, o Templarios".