Bikes and Bloomers - Victorian Women Inventors and their Extraordinary Cycle Wear (Jungnickel Kat (Goldsmiths College University of London))

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Contenido del libro:

Una historia ilustrada de la evolución de la ropa ciclista femenina británica.

La bicicleta en la Gran Bretaña victoriana se celebra a menudo como un vehículo de liberación de la mujer. Menos conocida es otra tecnología fundamental con la que las mujeres forjaron una vida pública nueva y móvil: la ropa ciclista. Este relato ilustrado de la ropa ciclista femenina de Goldsmiths Press aúna la ingeniería victoriana y la invención feminista radical para ofrecer un capítulo que faltaba en la historia del feminismo.

A pesar de sus ventajas, el ciclismo era un campo de minas material e ideológico para las mujeres. La moda convencional era impracticable: las faldas se enganchaban en las ruedas y se enredaban en los pedales. Llevar ropa ciclista "racional" podía provocar abusos verbales y a veces físicos por parte de quienes se sentían amenazados por las mujeres recién llegadas. En busca de una solución, las mujeres pioneras no sólo imaginaron, fabricaron y vistieron nuevas formas radicales de ropa ciclista, sino que también patentaron sus inventivos diseños. Los más notables fueron los trajes convertibles, que permitían a sus usuarias transformar una prenda normal en una prenda ciclista.

Basándose en una profunda investigación de archivo y en la práctica inventiva, Kat Jungnickel da vida con todo lujo de detalles a las historias poco conocidas de seis inventoras de la década de 1890. Alice Bygrave, modista de Brixton, registró cuatro patentes para una falda con un sistema de doble polea integrado en las costuras. Julia Gill, modista de la corte de Haverstock Hill, patentó una falda que subía el material por la cintura mediante un mecanismo de anillas u ojales. Mary y Sarah Pease, hermanas de York, patentaron una falda que se podía convertir rápidamente en una elegante capa de cuello alto. Henrietta M ller, una activista por los derechos de la mujer de Maidenhead, patentó un traje de ciclista de tres partes con un sistema oculto de trabillas y botones para elevar la falda. Y Mary Ann Ward, una dama de Bristol, patentó la "Falda de seguridad de Hyde Park", que recogía la tela a intervalos mediante una serie de botones laterales en la falda. Sus singulares contribuciones al pasado del ciclismo siguen dando forma a la vida urbana de las mujeres móviles contemporáneas.